La batalla de Barcelona

"Si ganamos la batalla de Barcelona, ganamos Cataluña". "Estamos convencidos de que el cambio en Barcelona facilita el cambio en Cataluña". La primera frase es del presidente de la Generalitat y candidato del Partit dels Socialistes (PSC), José Montilla. La segunda, del jefe de filas de Convergència i Unió (CiU) en el Ayuntamiento y último de la lista de la coalición nacionalista, Xavier Trias. Montilla lo dijo hace tres semanas, cuando presentó las candidaturas socialistas. Trias la pronunció el sábado, en un acto del cabeza de lista, Artur Mas, con alcaldes convergentes.

Las dos formaciones que aspiran a gobernar la Generalitat se juegan mucho en Barcelona. En 2006, CiU obtuvo el 22,3% de los votos y el PSC, el 21,6%. De hecho, los socialistas solo han ganado en la ciudad con Pasqual Maragall como candidato. No deja de ser una paradoja que en una ciudad gobernada ininterrumpidamente por los socialistas desde 1978, en las elecciones autonómicas obtenga más votos CiU.

Los dos partidos usan esta campaña como trampolín para las municipales

Montilla quiere flexibilizar el límite de 80 por hora y Mas eliminarlo

El jefe de campaña del PSC, Jaume Collboni, reconoce la contradicción, pero confía en que "Barcelona es una ciudad ideológicamente de centro-izquierda y quien consigue conectar con este talante conecta con la mayoría de los votantes". El primer secretario de los socialistas en Barcelona, Carles Martí, es más agresivo: "Artur Mas y CiU no creen en Barcelona. Lo han demostrado a lo largo de toda la historia democrática. Desde su oposición a los Juegos Olímpicos de 1992 hasta la ausencia en su programa electoral para las elecciones del 28-N de alguna propuesta para la capital catalana", afirmó Martí hace un par de semanas.

En cambio, la acusación clásica de CiU contra los socialistas -en este caso el tripartito que gobierna Cataluña- es que casi el 70% de las inversiones de la Generalitat previstas para este año se ejecutan en el área metropolitana. Así lo denunció el grupo parlamentario de la coalición en el último debate de presupuestos. Aunque a la hora de poner negro sobre blanco las propuestas para atraer votantes, el área de Barcelona y sobre todo las infraestructuras están muy presentes.

CiU, cuyas propuestas para Barcelona aparecen transversalmente, en varios capítulos de su programa, centra su quincena de promesas en las comunicaciones. Propone, por ejemplo, cuadruplicar las vías de tren en el entorno de Barcelona y mejorar el servicio de cercanías para mejorar las comunicaciones, y lograr la gestión de todas las infraestructuras por tierra, mar y aire. La coalición nacionalista también se centra en "aprovechar el potencial de Barcelona para proyectar Cataluña internacionalmente" y hace una mención específica de las escuelas y centros de negocios, y la celebración de ferias.

En el caso del PSC, las propuestas para Barcelona se engloban en un capítulo específico, Barcelona, motor de Cataluña. La principal diferencia con el programa de CiU es que los socialistas hablan del impulso del vehículo eléctrico, la ciudad digital y la idea de convertirla en capital de la telefonía móvil. Además, sin dejar de mencionar el corredor del Mediterráneo (puerto-aeropuerto-AVE), amplían el abanico de propuestas con el desarrollo del nuevo parque natural de Collserola, la ampliación de la red de equipamientos culturales y la implantación de la justicia de proximidad.

En lo que coinciden ambos programas es en aprovechar el tirón del secretariado de la Unión por el Mediterráneo y en replantearse el límite de 80 kilómetros por hora en el área de Barcelona, una propuesta del tripartito de la que el PSC reniega.