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López vincula el Estatuto como "idea de convivencia" con el final de ETA

El 'lehendakari' pide "serenidad e inteligencia" en la última fase de la violencia

El festejo, por segundo año consecutivo, del 25-O en Lehendakaritza como conmemoración oficial de la aprobación del Estatuto de Gernika en referéndum, ya convertido legalmente en Día de Euskadi por acuerdo del Parlamento, sirvió ayer al lehendakari, Patxi López, para reivindicarlo en su "significado más profundo": ser "una idea de convivencia y un pacto solemne de reconocimiento mutuo". El terrorismo etarra lo eligió durante años como objetivo de su "ataque sistemático" precisamente por ser algo "más allá que un compendio de normas y transferencias", afirmó. En torno a él se ha dado el choque entre el totalitarismo, por un lado, y la libertad y tolerancia, por otro. La batalla, añadió López en su discurso institucional, "está siendo ganada definitivamente". La pesadilla "está terminando" y todo el mundo, "también los radicales abertzales", interiorizan que "esto es el final". "El terrorismo será vencido con la ley y la palabra" para que tras él no quede ni "el fruto envenenado de la intolerancia", abundó.

La presencia de Azkuna contrastó con las generalizadas ausencias del PNV
"El terrorismo será vencido con la ley y la palabra", defendió
López recalca la "buena noticia" del "gran impulso" de este año al Estatuto

Ese fue, recordó López, el principal objetivo que se fijó al ser investido el año pasado. El lehendakari pidió "serenidad e inteligencia" en esta fase final de la violencia; recordó "lo caros que se pagan los errores" y afirmó que mantendrá "las dos manos extendidas": en una tendrá democracia, entendida como defensa de la legalidad y firmeza en las convicciones, que no moverá "un ápice", y en la otra "más democracia", en este caso traducida en una "puerta abierta a todo el que rompa las cadenas que lo unen al abismo del terror", en una referencia clara a la evolución de la izquierda abertzale ilegalizada.

López adelantó un deseo para el próximo aniversario del Estatuto, cuando el 25 de octubre ya sea fiesta oficial: "Que en ese espacio dibujado por el autogobierno y la convivencia democrática estemos todos y que el terrorismo haya desaparecido". Si eso ocurre para el 25 de octubre de 2011, "ese día será de verdad la fiesta grande de los vascos", resaltó.

López rememoró ante los más de 500 invitados que se congregaron en el atrio de la sede de Presidencia en Vitoria el abrazo que unió tal noche como la de ayer, hace 31 años, al socialista Ramón Rubial y al peneuvista Carlos Garaikoetxea, en la celebración unitaria del pabellón de La Casilla. Fue su modo de lamentar, sin citarla, la ausencia de nuevo del PNV. "Allí empezamos a construir país", dijo, al tiempo que atribuyó al lehendakari José Antonio Aguirre haber fundado "con sus primeros Gobiernos de unidad, la Euskadi moderna. Permitió que pudiéramos decir por primera vez, políticamente, un 'nosotros los vascos' plural y diverso, como el país y como sus Gobiernos", alabó.

El Estatuto refrendado en 1979 fue también capaz de unir a la casi totalidad de la ciudadanía en los ideales de "democracia, libertad, convivencia y autogobierno", recordó, aunque ahora carezca de esa "aureola de perfección" que pierde todo cuanto se convierte en una "vivencia cotidiana". Esa sería la razón de que una parte importante de la ciudadanía vasca actual, la que ya ha nacido con el Estatuto vigente, gozando de sus beneficios y sin conocer "la herida" de carecer de él, no le vea la importancia solemne de garante de esos principios.

El lehendakari recalcó la "buena noticia" que supone el "gran impulso" que recibe este año el desarrollo del Estatuto, tras el acuerdo entre el presidente Zapatero y el PNV. "Es una buena noticia que frente a las propuestas que nos dividían y enfrentaban hayamos trabajado por él y hayamos vuelto a poner en valor todo lo que significa".

López reiteró algo que ha dicho ya en otras ocasiones: que cuando reivindica el Estatuto no realiza "una defensa numantina de un texto concreto", porque entiende la política como "un eterno discutir y debatir, una negociación entre diferentes que nunca termina, para ofrecer soluciones, imperfectas, pero soluciones que nos permiten convivir".

De izquierda a derecha, la portavoz del Gobierno, Idoia Mendia; Xabi Alonso, Imanol Arias, el <b><i>lehendakari</b></i> López, María Luisa Laka, Benigno Leguineche, quien representó a su hermano Manu, y el empresario Javier Ormazabal, en la entrega de los premios Lan Onari, ayer en Vitoria.
De izquierda a derecha, la portavoz del Gobierno, Idoia Mendia; Xabi Alonso, Imanol Arias, el lehendakari López, María Luisa Laka, Benigno Leguineche, quien representó a su hermano Manu, y el empresario Javier Ormazabal, en la entrega de los premios Lan Onari, ayer en Vitoria.L. RICO

Los premiados y el ministro de Presidencia

La celebración de ayer permitió a Ramón Jáuregui realizar su primera visita oficial a Euskadi como recién nombrado ministro de la Presidencia. Fue, junto con los premiados, el personaje más solicitado y felicitado del acto. No dejó de repartir saludos, intercambiar abrazos y recibir enhorabuenas de muchos de los presentes.

En una declaración al llegar, lamentó la ausencia del PNV, que dijo respetar, aunque señaló que habría sido "más razonable" su presencia. Jáuregui destacó del Estatuto su carácter de "punto de encuentro del abanico identitario" vasco, que ha permitido "las expresiones políticas de todos y un marco de entendimiento con España". Resaltó que nadie sabe "cuándo ni cómo se producirá" el fin de la violencia. No hay que tener prisa y sí "mucha prudencia y mucha paciencia". Mientras, la política antiterrorista actual es "inamovible" y el consenso entre las fuerzas políticas "insustituible".

El alcalde de Bilbao, Iñaki Azkuna, se saltó este año la norma que siguió la inmensa mayoría de los invitados del PNV, y por supuesto, toda su ejecutiva, y acudió al acto de Vitoria. También lo hicieron, como el año pasado, los dos representantes peneuvistas en la Mesa del Parlamento. El vicepresidente segundo Iñigo Iturrate, dejó clara su contrariedad: "Estoy aquí pese a mis sentimientos personales", explicó. Su compañero Mikel Martínez y Jokin Bildarratz, presidente de Eudel, quien el año pasado no asistió, fueron las únicas otras presencias del PNV, eso sí, en razón de sus cargos institucionales.

"Gracias por representar lo mejor de nosotros mismos y por llevar nuestros mejores valores más allá de nuestras fronteras", fueron las palabras con las que el lehendakari se dirigió a los cinco galardonados con el premio Lan Onari: el periodista Manu Leguineche, quien no pudo acudir por su estado de salud y estuvio representado por su hermano Benigno; el actor Imanol Arias, la profesora de euskaltegi María Luisa Laka, el empresario Javier Ormazabal y el futbolista Xabi Alonso.

Un breve documental glosó la vida y la trayectoria profesional de Leguineche. El periodista agradeció, en un mensaje que leyó su hermano, que se le reconozca en su tierra un trabajo, hecho con "vocación y honestidad" y "sin fronteras". Ormazabal se declaró "especialmente honrado" por un premio a la empresa familiar creada por sus padres hace 50 años y que hoy emplea a más de 2.000 personas en todo el mundo.

Imanol Arias recordó la condición de inmigrantes de sus padres y animó a los jóvenes que buscan un empleo y, en concreto, a los jóvenes actores vascos a "no perder el sueño" de encontrarlo. "Trabajaré en el futuro mucho para merecerme de verdad este premio", despidió su intervención. Xabi Alonso dedicó su galardón a todos los futbolistas y deportistas vascos y dijo acogerlo como "un gran honor" personal.

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