El hermano 'verde' del mejillón
Sale a la venta la primera partida de la variedad ecológica del bivalvo, que comercializará una firma conservera de Vilanova de Arousa
El sector mejillonero gallego acaba de dar a luz a la variedad ecológica de este bivalvo que emerge de dos bateas exclusivas, en plena ría de Arousa, como una brillante alternativa ante la crisis económica. De donde precisamente surgió la idea: los excedentes del mejillón industrial que amenazaban cada año a los productores desatando una guerra de precios fueron en realidad el germen de este plan verde. La primera partida, unos 11.200 kilos de este mejillón ecológico, se descargó ayer en el puerto de Vilanova de Arousa y será comercializado por la empresa conservera Pérez Lafuente, asentada en este municipio y con experiencia en el envasado de estos productos, pero en los que solo utilizaba ingredientes ecológicos como el aceite. Sin embargo, la compañía añadirá a partir de ahora la materia prima con certificado de origen y calidad contrastados.
La expectación entre productores y conserveras ante la idea es máxima
El rendimiento de las bateas ecológicas es un 5% o un 10% menor que la convencional
La producción de este bivalvo con etiqueta ha salido de la asociación de mejilloneros San Amaro, con sede en Vilanova de Arousa, siguiendo las directrices marcadas por la normativa europea sobre acuicultura ecológica que entró en vigor en julio pasado y que han sido supervisadas por el Consello Regulador da Agricultura Ecolóxica de Galicia (Craega). Este organismo se encarga de extender los certificados del producto.
Aunque la explotación de este nuevo recurso no ha hecho más que empezar, la expectación es máxima entre los productores y la industria conservera. Los agentes del sector muestran atención ante este posible filón que ofrece el mar y que ha decidido explorar el empresario Juan Carlos Juncal, propietario de dos bateas propias y con una tercera que está en proceso de certificación. Hijo y nieto de mejilloneros, este empresario de 38 años se ha convertido en uno de los padres de la idea que ha contado con el consenso de toda la asociación de bateeiros y el impulso de la conservera Pérez Lafuente, con la que han llegado a un compromiso para vender la producción. Para Juncal lo más importante es que, por primera vez, los consumidores sabrán exactamente en qué consiste lo que compran. "Este negocio es rentable, pero es muy rentable cuando se hacen trampas engañando al consumidor sobre el origen del mejillón. El ecológico será gallego", afirma.
Un año antes de que comenzase la aplicación de la normativa europea, se inició el proceso de adaptación para poner en marcha el proyecto y hacer un manual de explotación del mejillón verde. Así, ya en enero de 2009 se registró a fecha de nacimiento de la nueva criatura ecológica, con unas previsiones de producción que podrían prácticamente alcanzar las 100 toneladas este año. Los productores decidieron entonces encargarse de cocer el mejillón antes de venderlo a la conservera Pérez Lafuente y para ello acondicionaron unas instalaciones que también tuvieron que ser adaptadas a la nueva legislación. La factoría comenzó a funcionar ayer, con la primera descarga de la cosecha de bivalvo ecológico.
Después de las reformas estructurales en las naves en tierra, hubo que acometer los trámites de reconversión de las bateas mejilloneras con una limitación inicial: el número de cuerdas donde se cría el molusco no puede superar las 500, frente a las 750 que se pueden colgar en una convencional. Otras medidas excepcionales exigen que todos los materiales empleados sean biodegradables y que los residuos sean eliminados controladamente en una empresa especializada de Monforte de Lemos (Lugo).
Juan Carlos Juncal cree que los cuidados especiales al procesar el mejillón no incidirán demasiado en el precio final del producto del supermercado. "Nuestro objetivo es vender y que no se penalice al que cuida el medio ambiente. Estamos hablando de un encarecimiento en torno al 5% que podría repercutir hasta el 15 en los puntos de venta, teniendo en cuenta que los ingredientes y la lata de aluminio", explica. Aunque la idea ha tenido una gran repercusión en el sector, Juncal cree que hay que esperar para conocer su rentabilidad. "El mercado tiene que responder ahora y depende más de la concienciación de la gente que del poder adquisitivo del consumidor". Y se extiende al respecto: "Lo que es ahora el experimento de una primera cosecha tiene mucho futuro y no solo pretendo vivir yo de esto sino las generaciones que vengan después, mis hijos y mis nietos. Por eso es tan importante el presente, cómo cuidemos el mar".
Aunque la producción de las mejilloneras siempre depende de su ubicación en las rías, el rendimiento de las ecológicas frente a las convencionales se estima entre un 5% y un 10% menos. Y el recién nacido no llega en el mejor momento, teniendo en cuenta que el apogeo del mejillón se sitúa entre los meses de julio y octubre, y que la aparición de la toxina frenó la producción. "Aun así, esperamos un buen rendimiento", confía Juan Carlos Juncal.
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