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"Antonio Puerta ha salvado a Miguel García"

La muerte del defensa del Sevilla obligó a tener desfibriladores en los campos

Rafael Pineda

"He podido dormir muy tranquilo sabiendo que Miguel García está vivo. Lo demás es efímero". Son palabras de Tomás Calero, el jefe de los servicios médicos del Betis, que ayudó a salvar la vida del centrocampista del Salamanca, al que ayer comunicaron que no podrá seguir jugando. "Es lo normal en estos casos. Su corazón no estaba preparado para el fútbol. Si le ha dado un infarto a su edad [31 años], no puede competir en el deporte de élite. Lo importante es que su vida no corre peligro y que el trombo que le provocó la crisis está corregido", añade Calero. El ya ex futbolista fue trasladado ayer de la Unidad de Cuidados Intensivos a una planta del Hospital Clínico Universitario de Salamanca.

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Según datos recogidos en el último Congreso de las Enfermedades Cardiovasculares de la Sociedad Española de Cardiología, la muerte súbita afecta en España a unas 40.000 personas anualmente. En el caso de los deportistas menores de 35 años se estima que se producen entre 40 y 50 casos. Las ocurridas en el fútbol han llamado la atención por su trascendencia mediática. "No creo que se produzcan más ahora que antes, aunque las cosas han cambiado. Llevo 20 años en el fútbol y las exigencias en los entrenamientos y la competición han aumentado mucho. Esa intensidad en el trabajo sí la considero un factor de riesgo", advierte Calero.

Origen hereditario

La crisis cardiaca de Miguel García podría tener un origen hereditario. El doctor del Salamanca, José Ignacio Garrido, informó a Calero de que el padre del futbolista había sufrido también un infarto precoz, más o menos a la edad de su hijo. "Es evidente que hay mucho que mejorar en la prevención de problemas cardiacos en los futbolistas. Debemos insistir en los estudios familiares por si hay antecedentes y seguir avanzando para que los estudios genéticos nos ofrezcan un 100% de fiabilidad", dice el médico del Betis, quien resalta que todo cambió tras la muerte de Antonio Puerta, defensa del Sevilla fallecido en 2007 en un partido de Liga contra el Getafe después de sufrir varios ataques al corazón.

"Después de lo de Antonio se dio un golpetazo en la mesa. Su muerte, indirectamente, ha salvado la vida a Miguel García, ya que después de su fallecimiento se hizo obligatoria la presencia de un desfibrilador en los campos de Primera y Segunda".

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