"La corrida de toros tiene crudeza pero no crueldad"
Fernando Savater (Donostia, 1947) ha presentado en Bilbao su último libro Tauroética, en el marco de los actos del centenario del Club Cocherito. El filósofo vasco ha reflexionado sobre los argumentos que exponen los antitaurinos con unas bases teóricas que dan especial fuerza a su posición favorable a la continuidad de las corridas de toros.
Pregunta. ¿Qué ha pretendido con este libro?
Respuesta. Nació al calor del debate de la prohibición en Cataluña. El gusto personal puede hacer que uno vaya o no a los toros, pero para prohibirlo a una colectividad hay que buscar argumentos éticos o cívicos que la justifiquen. El libro está orientado a rebatir esos argumentos éticos de crueldad y tortura que se sostienen. Como especialista en Ética, deseaba decir que no es verdad que la ética occidental es eso que los antitaurinos preconizan sino que presentan más bien un contagio del budismo, de ideas religiosas orientales.
"Los bárbaros son los que tratan igual a los hombres y a los animales"
P. ¿Es lógico asemejar nuestra relación con los animales a las personas?
R. Es una tendencia actual. La ética es el reconocimiento de la excepcionalidad humana; es decir, para un ser humano otro humano no es un ser vivo, sino un semejante, algo diferente a un rinoceronte o una pulga. Precisamente la ética se basa en distinguir entre los que son humanos y los que no lo son; los bárbaros son los que confunden humanos y animales y los tratan a todos igual. Ese punto es el importante, porque hay una confusión cuando preguntan si a usted le gustaría que le clavasen banderillas o le sacasen jamones; evidentemente no, pero hay una serie de razones por las que no se les da el mismo trato a los animales que a los humanos.
P. En el libro, usted puntualiza que en las corridas hay más crudeza que crueldad.
R. Lo crudo es lo sangrante como indica su raíz latina cruor. La crueldad, sin embargo, es la complacencia en la sangre. Lo que yo afirmo es que en las corridas de toros hay crudeza, porque no es una fiesta limpiada de sangre y de violencia, ya que es una lucha y como tal es cruda, pero no cruel. Sería cruel si a uno le gustase ver sufrir al animal, cuando lo que en realidad le gusta es verle luchar, ver el combate.
P. También cita al reglamento taurino como la negación de la barbarie.
R. La fiesta se ha ido sofisticando gracias al reglamento y a otros valores estéticos a diferencia de tantos tratos de animales que se han ido haciendo peores; por ejemplo el sometimiento a la producción en masa ha hecho que los pollos o los cerdos lo pasen ahora peor que cuando estaban en el campo libres con un pastor. En la exposición del Museo de Bellas Artes de Bilbao se podía comprobar cómo eran las corridas de hace siglos, con perros, varios toros al mismo tiempo... Ahora, la fiesta ha perdido esa parte de brutalidad y se ha convertido en un escenario de belleza plástica.
P. ¿Cree que el País Vasco puede ser el siguiente objetivo de los antitaurinos por similitudes políticas?
R. Objetivos son todos y ya se han movido en muchos sitios, pero en el País Vasco creo que será muy difícil porque hay una afición muy arraigada. Ahora los antitaurinos tienen la intención de que se cree un clima en el que los partidarios se alejen de las plazas por los problemas de alrededor y así no se hagan nuevos aficionados.
P. ¿Dónde ve mejor la fiesta en Cultura o en Interior?
R. Es más lógico que esté en Cultura porque es una manifestación cultural, pero no puede ser que por entrar ahí pierda esa vigilancia que había Interior en una serie de aspectos. Si va a Cultura tiene que hacerlo con una serie de pautas que garanticen que va a permanecer el carácter cultural y estético de la fiesta, no para que aumente el negocio.
P. ¿España perdería algo si se dejasen de celebrar las corridas de toros?
R. Sí. Hablar de la Fiesta Nacional es empequeñecerla porque es universal, ya que se hace en Francia, en Hispanoamérica... Pero indudablemente está muy ligada a nuestro arte, a nuestra música, a la poesía, al lenguaje y, queramos o no, el toro es un símbolo de España.
Fernando Fernández-Savater Martín
nació en Donostia en 1947. Es Licenciado en Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó como catedrático de Ética en la UPV y profesor en la Complutense hasta su jubilación en 2008. Ganador del Premio Planeta de novela en 2008 por La hermandad de la buena suerte.
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