Un experto dispuesto a tender puentes con los sindicatos

Lo más lamentable de la reforma laboral fue, para Valeriano Gómez (Jaén, 1957), el fin del idilio con los agentes sociales. Ese pesar que expresó como analista constituye ahora su principal reto como ministro: restablecer puentes con los sindicatos tras la huelga general convocada contra esa reforma. La elección de Gómez -un gran experto en el mundo laboral, al contrario que su antecesor- revela una apuesta firme de Zapatero por ese intento de reconciliación. Premeditada o no, la asistencia del nuevo responsable de Trabajo a la manifestación convocada por UGT y CC OO la tarde de la huelga general constituye más que un gesto en el camino de la paz.

Pero ese camino es pedregoso. Los sindicatos parten con recelos, aunque en la negociación de la reforma laboral Valeriano Gómez, procedente de UGT, gozó de una posición inusualmente ventajosa: asesoró al Gobierno sin perder la confianza sindical. Le avalaba la reforma pactada que acometió como secretario general de Empleo con Jesús Caldera en 2006. Tanto UGT como CC OO lo ven con buenos ojos, pero dudan de su margen de maniobra.

La mayor incertidumbre respecto a Gómez reside en su capacidad para aguantar la presión inherente a Trabajo. En plena bonanza, a finales de 2006, dejó su cargo en el ministerio por el malestar acumulado tras algunos roces con Caldera. Las dificultades que encontrará ahora resultarán, sin duda, superiores. A Gómez le espera probablemente el mayor cambio de vida de los nuevos ministros: dejar de investigar en la Fundación Ortega y Gasset para ocupar el incómodo sillón de ministro de Trabajo.