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Análisis:EL ÚLTIMO RECURSO
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Fichar con el dedo y otros recortes

El Poder Judicial maquilla los gastos y adopta nuevas medidas de control

Ya sé que muchos de ustedes, queridos lectores, lo pondrán en duda. Soy consciente de que es una noticia difícil de creer, pero es rigurosamente cierta. El Consejo General del Poder Judicial ha decidido apretarse el cinturón, aportar su granito de arena y arrimar el ascua a la sardina de la crisis. ¡Alabado sea el Señor!, que diría su presidente.

La semana pasada, el Consejo comunicó a los funcionarios, letrados y otros trabajadores que con efecto inmediato dejarían de percibir las ayudas para aparcamiento negociadas a principios de los años noventa por la entonces vocal y hoy vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Coincidió con el traslado desde la antigua sede del organismo, en el Paseo de la Habana, a la actual, en la calle Marqués de la Ensenada, de Madrid.

Los asesores son conocidos como los 'paquestaníes' porque '¿pa qué están?'

Todos los funcionarios disponían de plaza de aparcamiento en el edificio de Paseo de la Habana, mientras que el garaje de Marqués de la Ensenada es más pequeño y, aunque también tienen reservadas las plazas en batería frente a la fachada, no son suficientes. Por ello, hace casi 20 años, Fernández de la Vega se comprometió a resolver el problema y llegó a un acuerdo en ventajosas condiciones con un estacionamiento próximo, que proporcionaba el servicio a cambio de cierta cantidad, que abonaba el Consejo.

Pues se ha acabado. No para el presidente y los vocales, que seguirán disfrutando no solo de aparcamiento, sino de coche oficial, conductor y escolta. Para los demás se han presupuestado 50.000 euros en 2011 para pagar bonos transporte. Es un ahorro, qué duda cabe, aunque, ya puestos, alguien debería explicar por qué se necesitan más de un centenar de letrados en el Consejo, de los que 58 son magistrados. Con la escasez de jueces que hay, ¿no les parece que esos cuyos servicios son más etéreos estarían mejor poniendo sentencias?

Por no hablar de los paquestaníes, esa nutrida panoplia de asesores del presidente Carlos Dívar y del vicepresidente Fernando de Rosa, llamados así por el propio personal del Consejo, porque ¿pa qué están?

O la campaña publicitaria por importe de 236.000 euros, pagada con el dinero de todos y puesta en marcha el jueves pasado "para fomentar la confianza de la ciudadanía en el trabajo de los jueces". En fin, que puestos a ahorrar fastos, perdón, gastos...

Sin embargo, la medida estrella de la semana ha sido la de fichar con el dedo. Ya saben, un lector óptico verifica a la hora de entrada y de salida que la huella dactilar del funcionario se corresponde con la que tiene archivada. Todo un adelanto de la técnica para evitar el escaqueo.

Antes se fichaba con tarjeta o mediante firma, pero aunque la mayoría de las veces se hiciera correctamente, en ocasiones cuando un funcionario tenía una urgencia y necesitaba salir antes, le entregaba la tarjeta a otro compañero que fichaba por él o simplemente imitaba su firma, que por otro lado, nadie comprobaba más allá de que hubiera una firma en el lugar correspondiente. Todo ello, obviamente regido por el principio de reciprocidad, es decir, que en caso necesario el favor sería devuelto de la misma forma.

Pues también se ha acabado. A partir de ahora, dedo al canto.Alguno tendrá miedo de que el índice se le vuelva incandescente, como a ET, el extraterrestre creado por Spielberg, y que como él repita como una salmodia: "Mi caaasa".

En todo caso, una medida de control que seguro que aprobará la ciudadanía. Lástima que no se haga extensiva a los cargos y asesores del Consejo y a los magistrados del Supremo, que con honrosas excepciones practican la semana caribeña -acuden al puesto de trabajo de martes a jueves, aunque alegan que trabajan en casa- y solo se vaya a aplicar a los funcionarios que son los que ya iban todos los días a trabajar. Porque convendrán conmigo en que estaría muy bien que Carlos Dívar y sus chicos, que a pesar de los recortes disfrutan de sueldos superiores al del presidente del Gobierno, se pasaran por su despacho a fichar, como todo hijo de vecino, cinco días por semana, con el dedo, con el iris o con lo que fuera, en lugar de mirar en lontananza desde su lugar de residencia.

El pasado viernes, ¡pásmense!, acudieron a la sede cuatro de los 21 vocales, aunque pueden hacer una porra sobre los que irán hoy, que es puente, agotados como estarán de tanto trabajo doméstico. Como dice el cantautor guatemalteco Ricardo Arjona: "Hay que tener presente que el estar ausente no anula el recuerdo ni compra el olvido". Ya ven.

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