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Muerte vegetal en la Selva

2.300 hectáreas de bosque, en peligro - La granizada de agosto dejó maltrechos decenas de miles de árboles en la Selva

"Algunos dicen que quizá un loco se ha dedicado a echarles algo en la raíz, pero para mí que fue la granizada", dice la propietaria de Can Xicu-Tirano, mirando los árboles. Casi no queda un árbol en condiciones alrededor de su casa, muy cerca de Sils (Selva). Lo que debían ser pinos se han convertido en exóticos árboles bicolores, con copas amarillas y verdes. En la casa de colonias frente a Can Xicu también tienen sus propias teorías. "Mi jefa, que es bióloga, dice que posiblemente sea un hongo", especula un trabajador.

La anciana de Can Xicu-Tirano está en lo cierto. El temporal de agua, viento y piedra que cayó en Girona el 9 de agosto ha dejado 2.300 hectáreas de bosque al borde del secamiento. La piedra que descargó el cielo aquel día ("grande como el hueso de un albaricoque", define la mujer) ha causado heridas a la masa forestal de Sils, Caldes de Malavella, Riudarenes y Vidreres (Selva).

Desde la carretera, el paisaje plagado de árboles bicolores hace temer lo peor. Un informe de Medio Ambiente asegura que en "las zonas de más daño" los pinos tienen una afectación del 100%, lo que significa que se secarán por completo y morirán. "Muchos árboles tienen más del 50% de la copa seca", añade, sin facilitar porcentajes.

"Las especies más afectadas son las coníferas, básicamente pino piñonero y pino marítimo", continúa el informe, que detalla que los daños "consisten en el secamiento de las hojas, brotes y ramas". El responsable del departamento en Girona, Emili Santos, asegura que no es raro que una granizada destroce bosques. "Lo peculiar en este caso es la extensión: 2.300 hectáreas es mucho terreno

[un campo de futbol mide una hectárea]", explica ejemplarizante.

Una tormenta de granizo intensa puede producir heridas a los árboles, romper ramas e incluso pelar los troncos. Cuando eso pasa, el ejemplar segrega más resina para protegerse. Esa misma resina acaba colapsando la rama y la seca. En lugar de regenerarse, la planta se autoconsume.

Santos resta importancia a la situación. "Lo más probable es que buena parte de esos árboles rebroten", indica. Pero los lugareños son menos positivos. "En Vallcanera, hay bosques donde los pinos son solo un tronco seco", lamenta la propietaria de Can Xicu. Junto con La Barceloneta y La Granota, también Sils, y el vecindario de Baix Caldes, en Caldes de Malavella, conforman las áreas más afectadas, según Medio Ambiente.

"El problema es que los bosques están dejados. En 50 años, hemos pasado de explotarlos a abandonarlos porque no son rentables", asegura el especialista en Biodiversidad de Ecologistas en Acción, Jaume Grau. A su entender, la tormenta ha destrozado la zona porque la masa forestal carece de calidad. "En 25 años, los bosques han aumentado más del 30% en Cataluña. Eso ha originado un crecimiento caótico que, al final, ha generado mucha masa de árboles delgados y finos que aguantan mucho peor una tormenta", ilustra.

Pero que mueran árboles a pedradas de granizo no soluciona el problema de la masificación. "El bosque desaparece y el suelo queda expuesto a la erosión, que acaba con la parte más fértil", indica Grau. Él propone rentabilizar la madera a través de las centrales de biomasa, que queman masa forestal para generar electricidad. "Así los propietarios pueden ganar dinero vendiendo la madera", defiende. Por ahora esta opción es una utopía en Cataluña, donde los empresarios se encuentran con la oposición del territorio para instalar estas centrales.

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