Chic arrabalero
Arte contemporáneo, culturas exóticas y noches locas en Faubourg du Temple. Energía mestiza en el centro de París
Un paseo cerca de su casa, por el parisino Faubourg du Temple, con el comisario de arte contemporáneo Manuel Segade (A Coruña, 1977) es una excusa para hablar de reflejos, traducciones y versiones inesperadas. Después de todo, lo desapercibido y la puesta en escena son constantes en su trabajo, ya sea a la hora de investigar las experiencias culturales europeas del siglo XIX (Narciso fin de siglo, Barcelona, 2008) o de indagar en las imágenes de la Escuela de Boston (Familiar feelings, CGAC, 2009).
Faubourg du Temple, al norte de París , es el eje central de la zona que ha sido más activa políticamente en el siglo XIX, con la rama más dura de La Comuna, cuna de anarquistas, explica Segade. Y añade: "Estás en el centro, y las casas son las mismas arquitectónicamente hablando a un lado de la plaza de la République, donde empieza la calle, y al otro, hacia el Marais. Sin embargo, no tiene nada que ver. En vez de cafés con oficinistas y turisteo, en Faubourg du Temple hay bares informales, terrazas callejeras llenas de gente o mercadillos que en realidad son prolongaciones de tiendas, con productos exóticos que, con la nieve y el frío, resultan extraños. Todo muy cutre y muy rico a la vez".
Al mismo tiempo, la zona se está convirtiendo en un lugar muy pujante en cuanto a espacios dedicados al arte contemporáneo. "Hay varias galerías de peso, como la Galerie Jocelyn Wolff (Rue Julien-Lacroix, 78), de todas, la más importante. Crèvecoeur (Rue Jouye-Rouve, 4) es un espacio juvenil, todo lo contrario a Jocelyn. Aquí están los artistas más novedosos, la galería conserva un nivel de frescura estupendo y acoge, por así decirlo, a todos los creadores inmigrantes que llegan a París. La Galerie Balice Hertling (Rue Ramponeau, 47) es la más vinculada a las revistas de tendencias. En ella se encuentra el trabajo de los artistas más trendy, muy de tradición parisina, muy estética, muy formal. La más freaky sería el espacio de François Pyron y Thomas Boutoux (Rue Rébeval, 65), una librería-galería. Lo más interesante es que se trata de una de las mejores librerías de artista, pero no te lo esperas. Detrás de un pequeño escaparate a la calle se esconde un espacio en cuyo fondo aparece una oficina, y allí descubres que los libros de las estanterías están en venta". "La selección es brutal", insiste Segade. "También está el FRAC Île-de-France/Le Plateau, en la Place Hannah Arendt", añade. "Es un espacio más institucional, el centro de arte contemporáneo regional, con una colección poderosa. Lo mejor es que inaugura cada tres meses y todas las galerías de Belleville se ponen de acuerdo para abrir sus muestras conjuntamente, por lo que la noche se agita".
Heladerías y bares
Faubourg du Temple es una zona de comunidades trasnacionales, especialmente provenientes del norte de África y China. "Hay, por ejemplo, un restaurante chino alucinante, Le Président (Rue Faubourg du Temple, 120), que es como un palacio exagerado, con escalinatas y carpas, todo dentro de un edificio industrial de muro cortina", cuenta Segade. "O una sala nocturna, La Java (Rue Faubourg du Temple, 105), con conciertos continuos que también es bastante demencial. Lo mejor, en cualquier caso, son las heladerías, los bares, la vida. Todo esto a un paso de lo más genuinamente estereotipado de París: la casa de Edith Piaf (5, Rue Crespin du Gast; 0033 1 43 55 52 72; entrada gratuita) y el hospital de Saint-Louis. También estamos cerca de un mercado de productos de la tierra, en Belleville, y del parque de Buttes-Chaumont, del ingeniero y filántropo Jean-Charles Alphand, el mismo que hizo las líneas del metro. Ahí puedes ver montañas artificiales de rocalla, barandillas imitando troncos de árbol, grandes desniveles de terreno con cascadas y un puente colgante de casi veinte metros de altura. Ya te digo, todo al lado de un crisol cultural inesperado".
Toda esta hibridación urbana tiene su reflejo en el idioma. Segade explica que en Faubourg du Temple se habla árabe, egipcio, cabyl, chino y francés. "Y hay además un dialecto específico iniciado en los ochenta", dice. "Se denomina l'inverse, es decir, lo inverso, porque los inmigrantes juntaban todas las sílabas y les daban la vuelta. Resulta ininteligible. Por ejemplo, a los del norte de África les llaman los beur, probablemente de arab. Esto ha tenido una nueva traducción. Se han apropiado del término y lo han vuelto a alterar. Se autodenominan reub".
A través de sus exposiciones y de sus escritos, Manuel Segade ha abordado con diferente intensidad la importancia de la puesta en escena y de los códigos sociales desarrollados en la sociedad. ¿Qué vemos de todo esto en esta zona de París? "Todo", responde. "En París se da forma a lo largo de todo el siglo XIX al protocolo burgués y la codificación de formas de una manera tan estilizada y tan desarrollada que los esquemas aún perduran. La frialdad, la educación, la distancia, incluso la aceptación de cierta extravagancia es algo que aún hoy subsiste y que es interesantísimo. Y todo eso se refleja en el urbanismo de manera continua".
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