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Un documento de Gespro revela que desvió dinero de sus clientes

Empleados de la gestoría exigieron por fax a la dirección que "devolviese" el dinero que "sacaba" de los fondos de más de 300 comunidades de vecinos

Pablo de Llano Neira

Los clientes de la administradora de fincas Gespro llevan semanas preguntándose qué ha pasado con su dinero: 1.000, 35.000, 165.000 euros de fondos vecinales para agua, luz y otros gastos, cada uno su cifra según lo grande que fuese la comunidad.

Este verano, por anuncios de cortes de suministros, descubrieron que su gestoría llevaba semanas o meses sin pagar los recibos. Fueron a la oficina y supieron una cosa más. Los ordenadores de Gespro decían qué saldo tenían, pero los empleados no les podían demostrar que se lo pudiesen devolver; es decir, si realmente ese dinero, una suma millonaria entre unos y otros, seguía existiendo.

"Una cosa es el saldo que aparezca y otra el saldo que haya", explica un empleado de Gespro, que pide que no se revele su nombre, con una parábola semántica que significa que los fondos de los clientes han podido volar.

"La situación es insostenible", decía la nota que recibió el director en 2009
Un año después, los empleados no cobran y los jefes guardan silencio

La sospecha no es nueva dentro de la compañía. El 17 de julio de 2009 los responsables del funcionamiento diario de Gespro, el gerente, la jefa de contabilidad y los dos coordinadores de la administración de fincas y alquileres, mandaron un fax a su director general pidiéndole que se dejase de retirar dinero de los ahorros de las comunidades y de los ingresos por alquileres. "Exigimos que se proceda de manera inmediata a la devolución de los saldos de nuestros clientes", decía la nota.

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En el escrito firmado por los cuatro responsables se afirmaba que Gespro desviaba fondos sin explicar su destino: "Desconocemos para qué se está utilizando este dinero que se ha sacado de Gespro", y se sugería que ello suponía un delito: "Nos preocupa bastante, ya que pudiera ser que hubiese responsabilidades penales que nos podrían salpicar sin haber tenido nada que ver". El gerente fue despedido justo al día siguiente. La contable, en julio de este año.

Gespro se descosió por completo el mes pasado, pero las costuras de la gestoría llevaban mucho tiempo a punto de saltar, de acuerdo con lo que afirmaban sus responsables en el fax que enviaron al director general en julio de 2009.

"La situación de esta empresa ha llegado a un punto insostenible", decía el documento en el que el gerente, la contable y los coordinadores de administración de fincas y alquileres exigían a la dirección que "devolviese" el dinero que había "sacado" de Gespro sin destino conocido. Por lo que contaban, el panorama ya era negro un año antes del descalabro actual.

"Tenemos a muchísimos proveedores enfadados por no cobrar, muchos presidentes [de comunidades] reclamándonos pagos, el personal está absolutamente desesperado". El tercer párrafo de la nota parecía más bien un parte de guerra laboral. "La situación está afectando a la salud y a la honorabilidad del personal, ya que los clientes llegan incluso a insultos tales como ladrones, sinvergüenzas, etcétera".

Sin embargo, los números de la compañía seguían siendo potentes, según fuentes de la empresa. Dos empleados que por entonces tuvieron peso en la empresa afirman que Gespro administraba hace un año en Madrid unas 400 comunidades de vecinos y otros tantos alquileres de particulares, con más de cuatro millones de euros de fondos y una facturación mensual de un millón en pagos de comunidades e ingresos por alquileres.

Este periódico ha podido saber que actualmente gestiona 311 edificios y confirmar 55 casos de comunidades afectadas por impagos, entre ellas 27 que han denunciado su problema al Colegio de Administradores de Fincas de Madrid. Empleados de Gespro aseguran que el problema afecta a casi todos los clientes.

La casa matriz a la que pertenece Gespro, la gestoría catalana Riva y García Fincas, no ofrece ningún dato. Se ha limitado a culpar de los impagos a dos contables y a cinco administradores a los que ha despedido, pero no menciona las faltas que les atribuye y admite que no los ha denunciado por nada. Este periódico intentó ayer saber su versión sobre los contenidos del fax de julio de 2009. No hubo respuesta a las preguntas.

Según testimonios de empleados que estuvieron o están en la empresa, todo el dinero de los clientes estaba guardado en una cuenta a la que estos no tenían acceso, un sistema contable llamado caja única, legal pero arriesgado, como muestra este caso en el que los usuarios no pueden comprobar si los miles de euros que tienen en depósito están seguros.

Tampoco los trabajadores rasos de Gespro podían consultar la cuenta. Explican que los fondos estaban controlados exclusivamente por la empresa de Barcelona, Riva y García Fincas.

Los responsables del negocio no hablan y las cuatro oficinas de Gespro están cerradas desde el miércoles. Quedan algunos empleados que solo abren para dar documentos a algún cliente con el que habían fijado una cita. En la oficina central (calle de Alberto Aguilera) no hay ningún responsable desde hace dos semanas. El gerente no aparece desde entonces: sufrió una lipotimia cuando un cliente quiso pegarle con un casco de moto. Pidió una baja y no ha vuelto. La primera semana lo sustituyó una empleada enviada desde Barcelona por Riva y García, pero se fue el día en que se publicó en los medios la situación de Gespro.

La sede central es un cúmulo de problemas. Han cortado la línea de teléfono y la luz por impagos la semana pasada; sigue estando iluminada porque han subido los fusibles que bajaron los empleados de Iberdrola. El servicio de limpieza ya no va por allí. Los empleados no han cobrado su paga extraordinaria ni la nómina de septiembre.

"Estamos abandonados", dicen en la oficina.

Aparte de los clientes contados a los que atienden cada día, la Policía Judicial los ha visitado dos veces en los últimos 15 días para seguir las investigaciones.

Puerta de entrada a la oficina central de Gespro (calle de Alberto Aguilera), cerrada desde el miércoles.
Puerta de entrada a la oficina central de Gespro (calle de Alberto Aguilera), cerrada desde el miércoles.SAMUEL SÁNCHEZ

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