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Absueltos los responsables de una caseta de feria de Bilbao que mostraba fotos de presos etarras

Mostrar fotos de presos de ETA para reclamar su reagrupación en cárceles del País Vasco no supone enaltecimiento del terrorismo. Así lo ha decidido la Sección Tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional que ha absuelto a los tres responsables de la caseta de feria o txosna Txori Barrote de Bilbao y a uno de los miembros de la comparsa. En sus paredes se colgaron imágenes de miembros de la banda terrorista durante la Semana Grande de 2008.

El tribunal, formado por Alfonso Guevara, Guillermo Ruiz Polanco y Clara Bayarri, considera que los acusados, todos ellos familiares de presos de ETA, no tenían la intención de reivindicar los hechos cometidos por estos, sino su acercamiento a cárceles del País Vasco. Los magistrados subrayan que las imágenes no estaban rodeadas de logotipos de las organizaciones ilegalizadas Askatasuna y Gestoras pro Amnistía ni tampoco había "mención alguna a ETA ni aparecía símbolo alguno con tal banda terrorista relacionado".

La sala recuerda que el logotipo de la Amnistía que aparecía junto a las fotos -adoptado como propio por Gestoras desde su creación en 1979- es propiedad del fallecido escultor Eduardo Chillida que lo creó para la Comisión pro Amnistía, disuelta tras la Ley de Amnistía de 1977. "La palabra askatasuna, que en euskera significa libertad, tampoco es patrimonio de asociación alguna", recuerdan los magistrados. Su uso no supone "la relación de esta cuadrilla festera con ninguna organización ilegalizada", añaden. Y lo mismo ocurre con el arrano beltza (águila negra) que simboliza solo "la unidad territorial de Euskal Herria". En resumen, que la muestra de esas fotos y logos no pretendía "menospreciar o vilipendiar a las víctimas" de la banda terrorista.

Sin embargo, que no exista delito no quiere decir que no deba prohibirse su exhibición. El tribunal bendice la prohibición por el Ayuntamiento de Bilbao de las casetas que muestren estas fotos y su retirada por la policía. "Es cierto que la exhibición pública de la imagen de los asesinos, observable por las víctimas [puede] herir su sensibilidad e incluso la sensibilidad pública", concluye.

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