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Reportaje:

Tierra de litigantes

A Coruña repasa en una exposición seis siglos de órganos judiciales en Galicia

Los gallegos tienen fama de ser campeones en interponer pleitos. Y parece venir de lejos ese conocido "afán inmoderado de litigar", "una obsesión que se padece de modo acusado en nuestro país gallego", decía preocupado el magistrado Pedreira en los primeros años de la Audiencia Territorial de Galicia, predecesora del actual Tribunal Superior de Xustiza. El entusiasmo en Galicia por recurrir a un juez para resolver cualquier litigio por nimio que sea fue inmediato cuando los Reyes Católicos, en el siglo XV, ordenaron crear las Audiencias Reales. La de Galicia fue la primera.

Nacida en 1490, con funciones al principio más de gobierno que propiamente judiciales, ganó rápidamente prestigio y buena consideración entre los campesinos. Incluso la llamaban "fonte limpa" porque consideraban que constituía una eficaz garantía de justicia contra la anarquía social y los abusos de los nobles que reinaban en aquellos tiempos. La Audiencia resolvía por el derecho lo que hasta entonces se dirimía fundamentalmente a través de las armas. El ancestro del Tribunal Superior "es la mejor alhaja que el Rey tiene en su reino de Galicia, que como el agua mata al fuego e impide las violencias y peleas de sus vasallos", escribía Herbella de Puga para calificar el "auto galego", a través del cual se comunicaban las sentencias.

Los pobres llamaban "fonte limpa" a la Audiencia por frenar abusos de los nobles
La heroína María Pita tuvo 40 pleitos por impagos, fincas e injurias

Este pequeño relatorio sobre el origen de la justicia en Galicia es una de las muchas curiosidades, documentadas e ilustradas, que ofrece la la exposición inaugurada ayer en la sede del alto tribunal gallego con motivo de los 80 años de su construcción. Las huellas de la Justicia, título de una muestra que permanecerá abierta hasta el 19 de noviembre, recoge no sólo un recorrido histórico, sino también un retrato a través de sentencias, crímenes famosos y personajes populares, sobre la sociedad gallega y sus usos y costumbres a lo largo de los últimos seis siglos.

Y es que la Real Audiencia de Galicia ejerció durante casi cuatro siglos, hasta 1834, todos los poderes: judicial, administrativo, político y militar, a través de un gobernador, o también denominado capitán general del Reino de Galicia, que actuaba como un auténtico virrey. Resultan especialmente llamativos, por la elegancia de su trazo y el colorido de sus dibujos, las ilustraciones, mapas y planos de los siglos XVII y XVIII que los peritos de la época aportaban al tribunal a modo de pruebas para mostrar la situación del bien por el que se pleitaba o el arma de un crimen.

Pruebas eran también las cartas de amor a Ramonita que su padre presentó al juez en su querella contra un joven por romper su promesa de esposarla. Y coloreadas e incluso aciduladas son los dibujos, caricaturas, acuarelas y escritos antisistema que realizaba Fandiño en sus inumerables estancias en la cárcel "por el delito de ir siempre contracorriente del poder establecido". La vida y obra de este personaje nacido en Mesía en 1779 en el seno de una familia hidalga reflejan "la tensión entre absolutismo y liberalismo del primer tercio del siglo XIX", según se destaca en la exposición.

Curiosa es la faceta de litigadora de la heroína de A Coruña, María Pita. A través de los más de 40 pleitos relacionados con ella o sus familares directos por impagos o disputas sobre propiedades, se descubre muchos datos sobre la mujer que impidió la invasión inglesa de los corsarios de Francis Drake en 1589. "El hecho de ser analfabeta no le impidió desenvolverse con soltura ante la justicia". María Pita, pleitaba mucho pero también fue denunciada varias veces por injurias. "Era una mujer de carácter, tan querida como odiada por sus vecinos", según se desprenden de los testimonios y querellas que se conservan en el Archivo del Reino de Galicia. Incluso estuvo en la cárcel y desterrada dos años de la ciudad tras ser condenada por ofender a un soldado. E ironía del destino, en la última etapa de su larga vida (murió en 1643, a la edad aproximada de 83 años), María Pita pasó de tener tantos problemas con la justicia a recibir el poder de nombrar juez en el coto de Lendoño, una pequeña circunscripción cerca de Cerceda sobre la que la famosa tabernera coruñesa mandaba tras morir su cuarto marido, un capitán de navío y escudero de la Real Audiencia de Galicia.

Las rocambolescas aventuras del hombre lobo de Allariz que tantas veces fue llevada al cine o el "escandaloso crimen universal" del Marqués de Valladares que resonó en toda Europa a mediados del siglo XVIII son otras de los procedimientos más documentados que se exponen en A Coruña. Fue siempre, salvo unos años a mediados del siglo XVI por culpa de una epidemia de peste, la sede principal de la justicia en Galicia. El edificio que ahora ocupa el Tribunal Superior fue inaugurado hace ocho décadas, pocos días antes de dimitir Primo de Rivera.

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