El peligroso efecto de la belleza

Leni Riefenstahl buscó siempre la belleza en sus trabajos. Y para ese cometido no dudó en arrugar la nariz o taparse los ojos ante la barbarie que le rodeó durante parte de su vida. Porque Riefenstahl fue una de las primeras grandes directoras, y sus mejores filmes los realizó durante el III Reich. Primó la estética antes que la conciencia, y en ese campo, los nazis fueron los grandes maestros: ellos tenían las masas, los uniformes, los medios; Leni Riefenstahl (Berlín, 1902-Pöcking, Baviera, 2003) aportó su apabullante sensibilidad. Así nació El triunfo de la voluntad, sobre la concentración nazi en 1934 en Núremberg y, por supuesto, en Riefenstahl recayó la realización de la película oficial de los Juegos Olímpicos de Berlín 1936. Olympia -en la Filmoteca (Santa Isabel, 3), el jueves 7 a las 19.00- anuncia el canto al cuerpo humano que ha marcado la publicidad del siglo XX, cuatro horas de vigorosos planos de atletas y músculos en pleno esfuerzo, un filme que gracias a su ritmo pasa por delante de los ojos del espectador sin que este se percate del mensaje racista que contiene de subtexto.

Riefenstahl logró salir indemne de los juicios posteriores a la Segunda Guerra Mundial y centró su interés en el submarinismo y en las tribus más bellas del África negra. Nunca un guante tan de seda envolvió un puño tan escabroso.