Dos preguntas sobre el paro juvenil
Dentro del debate que, afortunadamente, están generando sus excelentes reportajes sobre los (pre) parados o nuestra generación perdida, me gustaría introducir dos preguntas.
La primera: ¿Seguimos confiando la evolución de la Universidad pública a la ley de la oferta y la demanda, en lugar de a las necesidades de la sociedad, que es quien la paga? La demanda ha demostrado que puede comportarse como un grupo de lemmings saltando por un barranco, es decir, matriculándose en masa en carreras de moda pero "sin salida".
La segunda: ¿Seguimos confiando en la actividad inspectora de las comunidades autónomas en materia de trabajo? Ninguna comunidad quiere ser más exigente que las demás en este tema por una mal entendida competencia para atraer y proteger empresas. Esto, además, lleva a generalizar la vista gorda y a la igualación por lo bajo.
La razón es obvia: aunque un empresario quiera ser cumplidor, se va a ver forzado a usar las mismas armas ilegítimas que usa su competencia si quiere sobrevivir. Yo diría que no han fallado los contratos de fomento del empleo joven, ha fallado la supervisión. Por tanto, sin arreglar la inspección da igual que sigamos dándole vueltas a las reformas.