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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Más presión a ETA

La izquierda 'abertzale' incorpora a nuevas fuerzas para exigir el alto el fuego a los terroristas

La izquierda abertzale escenificó ayer en Gernika un nuevo gesto de presión a ETA. Pese a las tradicionales exigencias al Estado, el denominado "acuerdo para un escenario de paz y diálogo político", así como el documento que lo acompaña, tiene un principal destinatario: la banda terrorista. Se trata de un movimiento que se produce en las entrañas de parte del nacionalismo vasco,por el que la izquierda ilegalizada incorpora a otros interlocutores legales, como Aralar, para pedir a ETA que dé pasos hacia el fin de la violencia que les permitan a ellos volver a la legalidad y participar en las elecciones municipales.

En el primer punto de la declaración de Gernika, las organizaciones abertzales reclaman a la organización terrorista "un alto el fuego permanente, unilateral y verificable por la comunidad internacional como expresión de voluntad para un definitivo abandono de su actividad armada". ETA, consciente de los movimientos del entramado político radical, responde hoy a través de una entrevista que publica el periódico Gara en la que asegura tener disposición para ese alto el fuego, "y también para ir más lejos". De momento, son solo palabras. Mientras, Gobierno y partidos políticos, incluidos los nacionalistas, contemplan con normal escepticismo este intercambio de movimientos tácticos con una convicción firme: solo hay un anuncio de los terroristas que vale, el del definitivo abandono de las armas.

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En su tradicional ejercicio de equidistancia entre "las múltiples violencias" y "todas las víctimas", la izquierda abertzale plantea de trámite diversas exigencias al Gobierno y al Estado, olvidando que para que su estrategia sea creíble debe renunciar de antemano a obtener cualquier ventaja política como consecuencia del fin de la violencia. El documento de Gernika reclama, además del retorno a la legalidad, un paquete de medidas de gracia para los presos etarras, entre ellas la liberación de todos los preventivos a la espera de juicio. ETA, por su parte, asegura a Gara que "hay que activar el proceso de diálogo, los objetivos, el método, la constitución de la mesa de diálogo, las reglas de juego y la temática", algo que correspondería a los agentes políticos y sociales vascos. Estamos, pues, ante una nueva edición de la mesa de partidos.

La celeridad con que se están produciendo estos movimientos no debe desviar a las fuerzas políticas de lo esencial: que ETA sigue siendo una organización terrorista y que su expresión política no ha culminado todavía el camino para volver a las urnas. El Gobierno debe mantenerse firme, cuidando cualquier gesto, cualquier declaración que genere falsas expectativas a quienes creen que la violenci puede otorgarles ventajas. De ETA se espera el abandono de las armas sin alambicados procesos. De los demócratas, consenso. Sería una paradoja que justo cuando una parte de la izquierda nacionalista une sus voces para el fin de la violencia, Gobierno y partidos políticos no actuaran unidos.

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