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Crítica:TEATRO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

No se puede volver atrás

La frase del título la pronunció una actriz durante la media parte de esta versión de Nit de Sant Joan, de Dagoll Dagom, que ha dirigido Carles Alberola y que sirvió la noche del lunes para inaugurar el nuevo equipamiento escénico Arteria Paral·lel. La nostalgia es traicionera y casi 30 años desde su estreno son muchos. Es un poco lo que ocurre con los espacios de la infancia a los que uno vuelve de mayor: todo parece más pequeño. La nueva Nit de Sant Joan se ha vuelto, con el tiempo y la adaptación, también más pequeña, en sentido infantil, y menos graciosa. Los comentarios durante la pausa iban en esa dirección: "A mí, cuando oigo lo del Follet Trapella, me entran ganas de irme". "¿A ti te gusta, niño?". Y el nieto de Juan Marsé, responsable de la versión castellana del texto original y uno de los muchos rostros conocidos que asistieron a la velada, respondía que sí. Y es que la primera parte del espectáculo acaba con un número protagonizado por unos extraterrestres que ahora parecen primos marcianos de los Teletubbies.

NIT DE SANT JOAN

De Dagoll Dagom. Música y canciones: Jaume Sisa. Adaptación y dirección: Carles Alberola. Escenografía: Montse Amenós, Isidre Prunés. Arteria Paral·lel. Barcelona, 20 de septiembre.

Bien es cierto que Nit de Sant Joan nunca fue Antaviana. Pero también lo es que la escena de los progres en el banco, por ejemplo, resultaba muy divertida y ahora, en cambio, es una más de las que componen este revival bienintencionado que no pasa de eso.

La dosis de magia y de poesía del original, que tampoco recuerdo que fuera muy elevada, da paso a la ñoñería, y la frescura, tras salvar el filtro de la memoria, a la desilusión. La nueva versión mantiene las canciones de Sisa -quien, entre aplausos, salió al escenario para cantar la primera de ellas, la que da título al montaje- y recupera los personajes clásicos del espectáculo: junto a los progres y el Follet, han vuelto la Señorita González, el Macari, el Gran Jordiet, la coca de frutas confitadas y los hermanos Rita y Daniel. El ritmo de los números musicales es bueno: destaca el de la verbena ye-yé, que culmina con los lentos italianos de voz rasposa; los intérpretes cantan y se mueven bien, pero no sé si es que además el conjunto se ha vuelto más naïf o es que yo ya no lo soy tanto, la cuestión es que, a excepción del aroma de Sígueme, pollo -el perfume de la Señorita González que viene a ser la versión cutre del Jamais de la vie y que pervive intacto en la memoria-, esta Nit de Sant Joan parece destinada a los más pequeños. Para que la entiendan, sin embargo, habrá que explicarles lo de las hogueras.

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