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Un Zinemaldia con frenesí

Un día en el certamen donostiarra, una oportunidad para mezclarse entre turistas, operarios y famosos - El hotel María Cristina, centro de peregrinaje

Un día en el Festival Internacional de Cine de San Sebastián comienza madrugador. Media hora antes de las primeras proyecciones de la mañana, a las 9:00, los periodistas empiezan a pulular por la zona del Kursaal y del teatro Victoria Eugenia y los turistas inspeccionan concienzudamente los folletos del certamen mientras toman un café para llevar en la mano, lo cual da a la ciudad una imagen muy cosmopolita.

Los operarios colocan vallas, limpian la zona y se sitúan en sus respectivos puestos para otro día más de trabajo. Al mismo tiempo, se abren los puestos de información, la taquilla de venta de entradas y las tiendas colindantes, que hallan en el Zinemaldi una extensión del mes de agosto.

"Da igual tanta espera si es para ver a Julia Roberts", admite una turista

Un día como el de ayer en el Festival de Cine donostiarra sirve para ver la capacidad de atracción de una estrella de cine de Hollywood como Julia Roberts. Desde primera hora, la salida del Hotel María Cristina era un hervidero de gente expectante por ver sólo un segundo a la flamante Premio Donostia del certamen. "Nos han dicho que saldrá a las 13:30, aunque nosotros llevamos aquí desde las 10:00 para que no nos quiten el sitio", afirmaba Rocío, una malagueña que ha venido de visita a San Sebastián con su hijo. "Da igual tanta espera si es para ver a Julia Roberts", añadía.

La curiosidad ciudadana también se extendía al paseo de la playa de la Zurriola, en el que otras decenas de personas aguardaban la llegada de la actriz para el pase fotográfico de mediodía. "Por lo menos, el sol nos acompaña; yo vengo con mi hija pequeña, que quiere ver a una de las actrices que más le gustan. Hemos visto esta semana todas sus películas", bromeaba un hombre.

Un día en el Festival de Cine de San Sebastián puede generar colas como la que ayer provocó la venta de las últimas entradas para la proyección nocturna de Come, reza, ama. Desde las 11:00, más de 20 personas esperaban para adquirir seis horas más tarde unos boletos de 30 y 50 euros. "Hemos traído bocadillos para comer y entre nosotras se pasa el tiempo rápido, así que no creemos que estemos perdiendo el tiempo", comenta Rafi al tiempo que María, una de sus amigas, la secunda. "¿Cuándo va a volver Julia Roberts a San Sebastián? Probablemente nunca, así que merece la pena verle recoger el premio. De todas maneras, nos habría gustado más que viniera acompañada de Richard Gere", dice riendo.

En un día del Festival de Cine acaecen hechos curiosos, como que las personas que esperan para comprar una entrada para la película de Ryan Murphy interpretada por Julia Roberts y Javier Bardem, se crucen con las que salen, por lo general, decepcionadas, de la segunda proyección de la mañana. "No me ha gustado demasiado, la verdad. Me esperaba algo más, no sé en qué sentido, pero la película, demasiado larga, no engancha", comentaba un joven a la salida del Kursaal. Junto a las taquillas, nadie cambiaba de opinión. "Es Julia Roberts", aducían.

Un día en el Zinemaldia muestra la capacidad de atracción del certamen para los turistas. Un grupo de estadounidenses rodeaban cámaras en mano el hotel María Cristina sorprendidos de que su visita coincidiera con un festival de cine de alto nivel. "Compramos el viaje con una agencia que no era de San Sebastián, así que no sabíamos nada; ni siquiera en sueños imaginé que podría encontrarme con una de mis actrices preferidas", afirmaba emocionada Susan. Segundos más tarde, la seguridad del emblemático hotel le recordaba que sólo pueden acceder a sus instalaciones acreditados y huéspedes.

Recorriendo las calles de San Sebastián un día a lo largo de esta semana uno puede ver a José Coronado, a Goran Paskaljevic, a Claudia Llosa o a Pablo Trapero, a una gran cantidad de actores y directores españoles, a periodistas de medios de todo el mundo. Pero también a debutantes que caminan como si asistieran a su primer día de escuela, a actores que han interpretado su primer papel. Kristiane Etxaluz, protagonista del documental de Txaber Larreategi y Josu Marínez Sagarren denbora, que analiza el amor a distancia entre dos independentistas vascos, es una de ellas. "Estoy muy feliz de poder estar aquí", comentaba Etxaluz, que ayer disfrutó de un día en el Festival de Cine.

Elorza acalla las críticas

El alcalde de San Sebastián, Odón Elorza, pidió ayer en declaraciones a Radio Euskadi que el Zinemaldia no sea cuestionado ya que es "fuerte y potente" y dado que "seguramente se va a ir innovando todavía más porque hay nuevas fórmulas de hacer cine y de producir".

De esta manera, el primer edil donostiarra contestó a las declaraciones del director general del Instituto de Cinematografía y las Artes Audiovisuales, Ignasi Guardans, quien consideró que el certamen "debe repensarse". Elorza recordó que el Zinemaldia "innova permanentemente" y se reafirmó diciendo que "hay un cambio en el equipo de dirección que va a afectar no sólo al director general, sino a más personas; hay nuevas ideas, como sabe muy bien Ignasi Guardans, porque lo estuvimos discutiendo en dos reuniones del consejo de administración del festival".

Por otra parte, el alcalde destacó que "el Ayuntamiento de San Sebastián, el Gobierno vasco y el español aportan lo mismo que hace tres años", por lo que, pese a que la crisis se nota "en este país y en todos, no ha afectado a la aportación", con la excepción de la Diputación de Guipúzcoa.

Por último, Elorza reconoció que se emocionó y "lloré como hacía meses que no lloraba" tras ver el documental sobre Pasqual Maragall, Bicicleta, Cuchara, Manzana.

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