Cohetes de feria causaron graves incendios a pesar de estar prohibidos
Las bombas de palenque originaron este verano peligrosos fuegos, según la policía
Las bombas de palenque y artefactos pirotécnicos que acompañan a las fiestas patronales causaron este verano más incendios que las supuestas tramas criminales que, verano a verano, los distintos gobiernos se prestan a aventurar. La policía y la Guardia Civil señalan sólo en agosto y en la provincia de A Coruña ocho fuegos, algunos muy peligrosos, desatados por el impacto de la pólvora en el monte.
A pesar de estar en período de alto riesgo y de que la ley de incendios -que el bipartito elaboró tras la oleada trágica de 2006- prohíbe el uso de fuegos artificiales salvo autorización expresa de Medio Rural, las comisiones de fiestas siguieron utilizando bombas de palenque para celebrar las fiestas patronales. La mayoría, sin la preceptiva licencia de la Xunta, que ya ha abierto 27 expedientes contra estas prácticas, sin que de momento haya impuesto ninguna sanción.
Los atestados del Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil reconstruyen por ejemplo el incendio causado por el globo de Betanzos que cada 17 de agosto se suelta para conmemorar las fiestas. Después de volar 10 kilómetros, el artilugio de papel acabó impactando contra un árbol en la parroquia de Garabatos, en el vecino ayuntamiento de Mabegondo. Como consecuencia del impacto del aparato aeroestático, a la 1.46 del 17 de agosto se originó un fuego al que tuvieron que desplazarse varias dotaciones de bomberos del Ayuntamiento de Betanzos en dos camiones. Dos horas después, los efectivos del parque comarcal consiguieron sofocar las llamas, que calcinaron 75 metros cuadrados. La baja temperatura de esa noche, 13 grados, y la ausencia de viento permitió que el incidente no pasara de conato. Medio Rural asegura que "no consta en la consellería autorización del Gobierno de Betanzos para cohetes u otras formas de fuego".
Dos días después, la comisión vecinal de Xaviña en Camariñas que celebraba las fiestas de Santa Ana no tuvo tanta suerte. Varias de las cañas que soportan la pólvora prendieron en una finca de pasto hasta arrasar 61 hectáreas (superficie equivalente a otros tantos campos de fútbol). Los investigadores, según consta en el atestado, hallaron "restos calcinados del tubo propulsor del aparato pirotécnico". Cuando los agentes de la Guardia Civil se presentaron en el ayuntamiento, el alcalde les entregó la notificación de la licencia que otorgó a la comisión de fiestas para usar hasta 30 kilogramos de material explosivo y pirotécnico. En el permiso, el Gobierno municipal advertía que "la responsabilidad por cualquier tipo de daños corre a cargo del solicitante".
Las fiestas de San Ramón do Tremo, en Brión, provocaron llamas demasiado cerca de seis viviendas unifamiares de la misma parroquia. La intervención de los bomberos propició que sólo quedasen arrasados 100 metros cuadrados de monte raso y frutal. En el punto de inicio, la policía halló más de veinte cañas de fuegos de artificio y por eso decidió tomar declaración al responsable de una empresa pirotécnica.
Lo mismo sucedió en la aldea de Cereixo, en Vimianzo, durante la festividad en honor al Apóstol Santiago. El 25 de julio, bajo un sol imponente y temperaturas que llegó a rozar los 30 grados, los cohetes lanzados amenazaron peligrosamente un transformador eléctrico. Ardieron 2.000 metros cuadrados. Incendios similares se sucedieron en las fiestas patronales de Fosado en Curtis, en las de Alvedro, en Culleredo, en la celebración del Corpus Cristi en Arzúa. En Fornelos de Montes, el 30 de julio, días antes de que murieran dos brigadistas, las bombas de palenque originaron también un pequeño fuego en el lugar de Freaza en Traspielas, donde los bomberos tuvieron que emplearse durante nueve horas para lograr extinguirlo. Cuando lo apagaron, habían ardido cinco hectáreas de terreno.
Del psiquiátrico al monte
Los agentes de la Policía Autonómica detuvieron el pasado 28 de julio a A.F.P., una mujer mayor con trastorno psíquico, recién salida del hospital psiquiátrico de Toén. Esa misma mañana, a primera hora, había abandonado el centro para dar un paseo. En su caminata, de kilómetro y medio por la carretera en dirección a la localidad de San Pedro de Morreiras, A.F.P. tuvo tiempo -según recoge el atestado policíal- de provocar dos incendio con 180 metros de separación.
Cuando fue interrogada, la mujer admitió que ella misma había prendido los dos fuegos que calcinaron 210 metros cuadrados de monte raso en la zona conocida como As Escorregas, dentro del mismo municipio. Las llamas no causaron ningún otro daño, pero obligaron a actuar a los servicios de extinción.
Ya por la noche, tras tomarle declaración y señalarla como única sospechosa del incendio, los agentes de la policía devolvieron a la mujer al psiquiátrico e hicieron saber al director del centro los daños causados durante su estancia en libertad. Fuentes de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado sostienen que gran parte de los incendios forestales los ocasionan personas con distintos trastornos psicológicos que les llevan a reincidir.
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