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Columna
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Los Bling Bling

Manuel Rivas

Utilizada en sus inicios por los raperos más enjoyados, Bling Bling es la popular y onomatopéyica denominación que recibe el estilo dominante en la actual derecha francesa. Alude a la ostentación, la presunción y la jactancia. En realidad, la política tintineante del Bling Bling se extiende por Europa. Es un populismo trucho, tramposo, practicado por élites que, en el fondo, desprecian al pueblo al que adulan. Prueba de ese desprecio son los instintos que azuzan: el odio y el miedo. Si respetasen de verdad a su nación, no la enlodarían con la indiferencia ante el dolor ajeno, con el desprecio al "otro", con episodios que pasarán a la historia de la infamia. En un cuento tradicional, Viviane Reding sería el espejo que dice la verdad. Por eso la comisaria de Justicia europea se ha quedado sola, mientras los Bling Bling que hoy gobiernan Europa van colocando gasas negras en todos los espejos para la gran operación que se ensaya con la expulsión de los gitanos: la Expulsión de la Verdad y la puesta en marcha del Estado de Coerción Permanente. El operativo está funcionando con éxito ejemplarizante. La comisaria se ha tenido que cortar la lengua y Sarkozy se la ha comido estofada. Alguien se ha comido, de paso, la instrucción canalla que explicitaba el objetivo étnico de la gran redada. En la expulsión de la verdad, juega un papel esencial la producción de eufemismos. Eso de lo que alertaba Walter Benjamin: presentar como documentos de civilización lo que tiene un envés de barbarie. Así, la expulsión se convierte en "devolución" (Sarkozy), y la persecución de un pueblo en "orden" (Rajoy). Hablando de eufemismos, días atrás encontré en el cajón desastre de Internet una página en la que miembros de la PIDE, policía política de la dictadura de Salazar, trataban de lavar la imagen de tan ilustre corporación. Así, a la tortura la denominaban "ausencia de confort". ¡Bling, bling!

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