Órganos de laboratorio
Actualmente es de todos conocido que cuando un órgano como el corazón, el hígado o el riñón dejan de funcionar la solución más obvia es su reemplazo mediante su trasplante desde un donante compatible. Las donaciones de órganos se realizan en nuestro país de forma muy profesional, coordinadas por la Organización Nacional de Trasplantes, que ha logrado colocarnos como ejemplo mundial en esta área de la medicina. Sin embargo, se trabaja desde los laboratorios de investigación en la siguiente generación de productos que puedan ser ofrecidos en el futuro próximo a nuestros pacientes. Las vías de trabajo son fundamentalmente dos, que además se encuentran directamente relacionadas. Primero, conseguir una fuente inagotable de células inmunológicamente idénticas al paciente que las necesita para poder reconstruir el tejido deseado y segundo la creación de órganos humanos mediante técnicas de bioingeniería que puedan ser implantados en los receptores.
La creación de células idénticas al paciente que las necesita para burlar el rechazo inmunológico está siendo abordada utilizando la reprogramación celular que consiste en la inversión del reloj biológico celular. A una célula adulta terminal se la convierte en una célula pluripotencial similar a las embrionarias (se denominan induced pluripotent stem cells o iPS) capaces de formar cualquier tipo celular para el mismo individuo. Es más, ya se está avanzando en la reprogramación directa que permite la creación del tipo celular de interés sin pasar por el estado pluripotencial, como por ejemplo la creación de neuronas o células cardíacas desde fibroblastos. Sin embargo, su realización requiere del uso de virus y se afectan rutas relacionadas con el cáncer por lo que esta nueva técnica tiene todavía que mejorarse para su posible aplicación clínica.
La creación de órganos humanos como vejigas urinarias, músculos, o vasos sanguíneos, entre otros, es hoy en día un hecho. El Instituto de Medicina Regenerativa de la Universidad Wake Forest, en Carolina del Norte, cuyo director es el doctor Anthony Atala, fabrica estos órganos sobre un molde sintético donde inyectan células adultas del propio paciente, creando en su caso una vejiga urinaria cuyo buen funcionamiento se mantuvo en el paciente durante más de siete años. Siguiendo esta línea, recientemente se ha publicado la creación de corazones humanos (aunque no clínicamente probados aún) y la lista se amplía cada día.
Esperamos que ambas líneas converjan para la creación de órganos humanos de una forma eficiente que permita disponer de ellos en cantidad suficiente para su uso clínico en beneficio de los pacientes.
Carlos Simón es director científico del Centro de Investigación Príncipe Felipe de Valencia
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