Una noticia mala y una buena
La noticia venía en estas páginas (El 90% de los niños de las ciudades será escolarizado en castellano. El Superior desestima la suspensión cautelar del Decreto do Plurilingüismo) y en una primera lectura es una mala noticia. Pero ocurre con frecuencia algo reconfortante o desesperante, según qué cosa: detrás de una mala noticia puede haber una gran noticia, y viceversa.La gran noticia es obvia, y viene dentro de la mala: el 40% de los padres de las siete mayores ciudades de Galicia eligieron el gallego como lengua de educación infantil, según datos provisionales del sindicato STEG. No será en nuestra lengua, sin embargo, la educación para ese 40% de niños: la lengua básica va a ser la del 60% de los padres restantes, el castellano. No hay matices, o apenas los hay. O los hay como anécdota.
Un 40% de los padres urbanos se aceptan como gallegos y aceptan a sus hijos como tales
Ese 40% de padres (muy superior al porcentaje de gallegohablantes exclusivos o básicos en las siete mayores ciudades gallegas) no socializará a sus hijos en gallego. Si alguien no entendía lo que está pasando con el llamado Decreto do plurilingüismo ya lo puede ir entendiendo.
La cifra del 40% es extraordinariamente positiva, y rebasa con creces el 13% de media de mayores de edad de esas ciudades que hablan preferentemente o exclusivamente gallego, que serían los que, en pura lógica, deberían elegir el gallego para sus hijos. En todo caso, hay un esfuerzo cívico creciente por devolver la lengua al aprendizaje cognitivo de los niños en los lugares menos favorecidos por la historia reciente de la evolución de nuestra lengua propia, y ese es el camino de la lengua y también de nuestra dignidad cono pueblo.
Es una gran noticia, y creo que indica una iniciativa cívica muy autónoma que podría iniciar la recuperación del gallego en las ciudades y en las villas grandes, que es donde se pierde más rápido. Que Santiago, que es mi pueblo, sea el que más pide enseñanza infantil en gallego, es algo coherente con otros muchos datos y que debe llenar(nos) de orgullo a los compostelanos, que en esto están ejerciendo de ilustrados y dignos capitalinos, marcando tendencia y recuperando el tiempo perdido.
El Tribunal Superior de Xustiza (TSXG) no consideró oportuno suspender la aplicación del decreto del actual Gobierno de la Xunta, y hacer eso o su contrario es su trabajo. Pero hizo eso, no su contrario. Creo que se equivoca en el fondo de su decisión: el decreto es enormemente dañino en las ciudades, y dejará a generaciones de niños sin la impronta cognitiva del gallego como lengua infantil, en convivencia con el castellano, que es la lengua del Estado o Reino en que nos incluimos.
Un error histórico, en mi criterio, del TSXG. Está en su derecho de equivocarse el tribunal, porque no tiene por qué saber una palabra de la conexión entre la lengua infantil y el aprendizaje posterior de los niños, y el puro sentido común puede llevar a cualquiera a pensar que da igual, que esa carencia cognitiva en los niños escolarizables (voluntad paterna) en gallego, no es dañina ni, sin duda, antidemocrática y, como tal, anticonstitucional. Tampoco los otros niños, los escolarizables en castellano según voluntad paterna, tendrían por qué perder la oportunidad de iniciarse en la lengua propia de su tierra. Dejemos de lado esa cuestión ahora, que nos remite a un tema político decisivo desde la historia del mundo: la función de intervención de los Estados y los Gobiernos para el buen orden de las cosas. Nada menos.
Los tribunales, que ponen su mejor voluntad y saber en hacer todo bien, con frecuencia tienen carencias de información, o están mal informados o interesadamente informados por asesores que no conocen bien el tema del que pretenden asesorar. En esto de la conexión lengua/mundo cognitivo/aprendizaje/consecuencias, es fácil equivocarse. Sólo una vez tuve que asesorar a un tribunal en mi vida, y fue un pleito entre los dos grandes sindicatos del Estado, CC OO y UGT, sobre el orden de realización de las elecciones sindicales: ¿influye o no el orden en el resultado? Era una cuestión muy compleja, y fue una causa muy interesante. Los sociólogos que nos dedicábamos a estas cosas electorales sabíamos ya que sí, que influye ese orden, y que habría que cuidarlo cuando las elecciones no son en un acto único, como es el caso del mundo sindical. Lo sabíamos, sobre todo, por el ejemplo de las elecciones estadounidenses (la diferencia horaria en Norteamérica entre el Este y el Oeste).
Bien, pero lo importante es la buena noticia: un 40% de los padres urbanos se aceptan como gallegos y aceptan a sus hijos como tales. Y esto sólo es el principio, pero es necesario seguir empujando, creando conciencia, devolviéndonos nuestra dignidad a nosotros mismos. Si ese decreto se modifica, y algún día se hará, esos padres, y probablemente muchos otros, podrán cumplir su deseo sin restricciones. Así ha de ser.
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