Los socialistas siguen sin aclarar qué pasará con el Guggenheim de Urdaibai
El PSE plantea una política cultural alejada de los postulados nacionalistas
Blanca Urgell, consejera de Cultura, se mostró clara y rotunda. No quería que Juan Ignacio Vidarte, director general del Guggenheim, continuase en su puesto. Sus declaraciones, realizadas en julio, aunque expresasen un sentir que ya venía de lejos, fueron uno de los últimos capítulos del enfrentamiento entre el Gobierno y la Diputación de Vizcaya en torno al museo, su gestión y una futura ampliación en Urdaibai. Los socialistas, en un acto con regusto a campaña electoral en el que no admitieron preguntas, presentaron ayer en Bilbao las líneas estratégicas de su política cultural sin desvelar qué pasará con el Guggenheim 2, la revisión del convenio del centro con la Fundación Salomon R. Guggenheim y las posiciones enconadas que mantiene con Vizcaya y que imposibilitan cualquier acercamiento entre ambas instituciones.
Pastor: "El cambio en marcha en Euskadi es, en gran medida, cultural"
El acto reunió a unos 60 miembros de la formación entre representantes municipales y junteros y estuvo presidido por el portavoz del PSE, José Antonio Pastor; el viceconsejero de Cultura, Antonio Rivera, y el director de Promoción Cultural del Gobierno, Mikel Toral. Sólo Pastor hizo referencia expresa a la polémica del Guggenheim. Es un proyecto que el departamento ya ha dado por zanjado en numerosas ocasiones al oponerse a su desarrollo y que la Diputación mantiene como apuesta para la recuperación de la comarca, a pesar incluso de que el Ejecutivo de Ibarretxe tampoco lo viese con buenos ojos.
El PSE y el Gobierno están trabajando, aseguró Pastor, en un proyecto artístico con motivo del 75º aniversario de los bombardeos de Gernika, Durango y Eibar, una "actuación, desde luego, más potente y adecuada para la zona que la del tan traído y llevado Guggenheim dos del señor [José Luis] Bilbao".
Hubo que leer entre líneas para encontrar en la intervención del viceconsejero de Cultura alguna referencia a los enfrentamientos que ha mantenido su consejería con la Diputación y que han condicionado de forma notable hasta ahora la actuación de los socialistas en el área. "Hemos tenido políticas culturales inmobiliarias: 'Lo importante es dónde hacemos el chiringo. ¿Qué va a haber dentro del chiringo? Bueno, ya meteremos algo", criticó Rivera en alusión a la apuesta de racionalización defendida por su departamento. Y un argumento, aunque en otros términos, repetido por el propio lehendakari a la hora de rechazar la ampliación del museo por cara, insostenible y ajena a las necesidades de Euskadi.
Rivera, sin embargo, terminó su alocución defendiendo una actitud dialogante y de mano tendida hacia otras instituciones, con las que trabajan "todos los días y aunque sean de otros colores", para alcanzar acuerdos en políticas generales de cultura. Un entendimiento que hasta la fecha no se ha producido en torno al Guggenheim y que bloquea el desarrollo del museo al tener igual representación el Gobierno y la Diputación en los órganos de control de la pinacoteca.
Los socialistas defendieron como línea maestra de la política cultural vasca unas actuaciones alejadas del nacionalismo y de unas determinadas ideas identitarias que, a su juicio, marcaron las actuaciones de Ibarretxe y del Plan Cultural Vasco impulsado por anteriores Gabinetes. Por ello, el PSE y el Ejecutivo proponen un "contrato ciudadano para las culturas" que buscará la complicidad de todos los agentes implicados y se caracterizará por "una dimensión plural, abierta y libre". Pastor puso como ejemplo las ayudas a la producción editoral en castellano, hasta ahora inexistentes, y subrayó: "El cambio que está en marcha en Euskadi es también, en gran medida, un cambio cultural".
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