El Valencia tiene hambre atrasada
El equipo de Emery se exhibe y golea en Turquía al Bursaspor
Desde una alineación ambiciosa y una exposición impecable, el Valencia se exhibió en su regresó a la Champions tres años después. Con jugadores hambrientos por abrirse un nombre en Europa el día en que debutaban en la máxima competición de clubes. Al frente de ellos, Tino Costa, mediocentro de trayectoria muy humilde que abrió el camino triunfal. Le secundaron Topal, Pablo, Joaquín y Soldado, todos dispuestos a ganarse un puesto en un conjunto muy competitivo en este arranque de campeonato. No hubo rastro del Bursaspor, el compacto ganador la Liga turca por delante de los tres gigantes de Estambul. Fue un equipo pequeño de principio a fin, sin la previsible agresividad ni nada que se le pareciera.
BURSASPOR 0 - VALENCIA 4
Bursaspor: Ivankov; Tandogan, Erdogan, Stepanov, Vederson; Cimsir (Bahadir, m. 60), Ergic (Svensson, m. 78); Sen, Insúa, Ipek; y Leonel Núñez (Yildirim, m. 60). No utilizados: Özkan; Batalla, Keçeli y Özturk.
Valencia: César; Bruno, David Navarro, Ricardo Costa, Mathieu; Topal, Tino Costa (Manuel Fernandes, m. 81); Joaquín, 'Chori' Domínguez (Mata, m. 77), Pablo Hernández; y Aduriz (Soldado, m. 73). No utilizados: Moyá; Maduro, Miguel y Albelda.
Goles: 0-1. M. 16. Zurdazo desde fuera del área de Tino Costa. 0-2. M. 41. Aduriz, de cabeza. 0-3. M. 68. Pablo Hernández, tras un rechace. 0-4. m. 76. Soldado, dentro del área.
Árbitro: Oddvar Moen (Noruega).
25.000 espectadores en el Ataturk Stadium.
Tino Costa fue la sensación de la noche con un zurdazo desde 35 metros
Soldado marcó a los tres minutos de debutar en la 'Champions'
Acabada la primera parte, Mata, que era suplente, fue a cruzarse en el camino de Pablo, a quien le dedicó una palmadita y una sonrisa de complicidad. "Si llegas a meter eso", pareció susurrarle, mientras Pablo negaba con la cabeza esos milímetros que abortaron un gol para el museo: regate zigzagueante dentro del área al lateral izquierdo y, al ver al portero adelantado, una picadita cruzada que escupió la parte interior del larguero. Fue el lazo de una primera parte deliciosa del Valencia, en una mezcla de autoridad y buen gusto que dejó muda a la hinchada del Bursaspor.
Emery fue valiente en la alineación por varios motivos: el primero es que refrescó el equipo casi al completo respecto al once que derrotó el sábado al Racing; y el segundo es que no sucumbió a la tentación del doble pivote defensivo (Topal-Albelda) sino que apostó por Tino Costa junto al medio turco. Y le salió redondo.
El mediocentro zurdo argentino, de 25 años, fue la sensación de la noche. Comenzó con un par de cambios de orientación suavemente aterrizados a los pies de Joaquín; poco después, un zurdazo desde unos 35 metros se fue alejando del vuelo del portero Ivankov hasta reventar las redes; y, más tarde, una falta muy medida de potencia y colocación golpeó el larguero turco antes de que Aduriz se lanzara en plancha para cabecear el 0-2; por último, Tino Costa se atrevió a buscar el gol olímpico, pero se pasó de potencia en el plátano enviado desde el córner derecho. Una noche de gloria para un jugador que, a los 17 años, de un club de barrio de Buenos Aires, La Terraza, se marchó a la isla caribeña de Guadalupe, sin haber sido profesional en Argentina. Aterrizó más tarde en Francia, en diversos clubes modestos de la Costa Azul, antes de destacar en el Montpellier. El Valencia, por fin, pagó seis millones por él este verano como el medio de creación que le daría descanso a Banega, lesionado el sábado.
El Valencia se destensó en el segundo tiempo. Empezó a quedarse demasiado colgado en su propio campo. Y el Bursaspor se vino arriba. A Pablo no le acompañó el gol en la preciosa vaselina del primer tiempo, pero sí en un punterazo que sentenciaba el encuentro. Y permitía hasta el final un vendaval valencianista. Desatado Joaquín en sus regates sin fin, recompensado Chori Domínguez en un buen pase en profundidad a Soldado y entusiasmado el propio delantero valenciano tras definir con facilidad al poco de entrar en el campo. Soldado tardó apenas tres minutos en marcar tras debutar en la Champions. Lo lleva en la sangre. Un dulce estreno como el de un Valencia con hambre atrasada.
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