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Análisis:Los planes de ajuste
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Atrapados como Sísifo

Hace 32 años que la democracia entró en nuestros municipios. Hace 32 años el Estado entregó las llaves a los alcaldes y a las alcaldesas, les dio dinero para organizar el presupuesto y les dejó andar. 32 años llevamos caminando con las mismas llaves, y casi casi con el mismo dinero. Y, la verdad, 32 años, aunque se pasen rápido, son muchos años como para seguir sin un modelo de financiación que se ajuste a la realidad de las responsabilidades que venimos asumiendo. Lo remarco porque parece que el problema de las finanzas locales sea nuevo, y nada más alejado de la realidad: es casi endémico. Ahora se ha visto acentuado por la crisis, y hemos llegado al precolapso. Llevamos 32 años asumiendo competencias impropias, y no percibiendo las asignaciones económicas pertinentes para afrontarlas.

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No sería justo ni razonable no reconocer ni valorar el esfuerzo que en los últimos años ha realizado el Gobierno presidido por José Luís Rodríguez Zapatero. Los 13.000 millones de euros aportados por los fondos estatales de 2009 y de 2010 fueron una bocanada de aire fresco para las arcas municipales. No solucionaron ninguno de nuestros problemas estructurales, pero nos permitieron promover obra pública, crear empleo y mejorar nuestros municipios superando incluso los compromisos de mandato de muchos alcaldes y alcaldesas.

Pero no perdimos en ningún momento de vista que se trataba de fondos extraordinarios, y la vulnerabilidad a que nos somete la falta de modelo se hizo presente nuevamente en mayo. El decreto de austeridad aprobado por el Gobierno de la nación puso de nuevo en jaque a las arcas municipales. La imposibilidad de pedir créditos a largo plazo nos empuja de nuevo al estrangulamiento. Son muchos los problemas que arrastramos y los que sobrevienen, como la obligación de devolver el excedente de los pagos a cuenta de la participación en los impuestos del Estado. Pero la prohibición de pedir crédito supera cualquier pesadilla, paralizando nuestra capacidad de inversión, y llegando a comprometer incluso obras cofinanciadas por otras Administraciones. El efecto sería, pues, negativo para los municipios, pero sin duda sería también negativo para la evolución de la economía global.

Tras un periodo de diálogo y negociación, no exento de dificultades, empezamos a vislumbrar el horizonte. La flexibilización aprobada por el Gobierno, que permitiría a los Ayuntamientos con finanzas saneadas pedir créditos, no deja de ser un elemento tranquilizador. Así como lo es el incremento de un 9% en las transferencias del Estado a los Ayuntamientos.

Pero no nos engañemos, esto no soluciona el problema. El problema sigue siendo garantizar los servicios sociales a nuestros conciudadanos, mantener los puestos de trabajo, mantener y administrar las escuelas, los polideportivos, los centros cívicos, los teatros, las bibliotecas... Roza el absurdo que nuestra gran riqueza, todo lo que la gestión municipal ha dado a los pueblos, villas y ciudades de España en los últimos 32 años ahora se convierta en un problema. Los Ayuntamientos hemos sido, y seguiremos siendo, institucionalmente leales. Pero desde la lealtad y el compromiso reclamamos lo que nuestros municipios y nuestros vecinos merecen: Ayuntamientos capaces económicamente. Si no, los alcaldes y alcaldesas a menudo nos sentimos atrapados en un mito como el de Sísifo. Este personaje de la mitología griega fue condenado por los dioses a empujar una piedra enorme cuesta arriba. Cada vez que Sísifo estaba a punto de alcanzar la cima, la piedra rodaba hacia abajo, y tenía que empezar de nuevo. Así nos vemos atrapados, pero en nuestro caso, sin falta alguna, y sin merecerlo. Si tenemos que empezar de nuevo, sea; pero no desde la ladera, sino desde la cima.

Manuel Bustos es alcalde de Sabadell y presidente de la Federación de Municipios de Cataluña.

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