"Renuncié a mi infancia por ser alguien en el fútbol"
La memoria confunde al hablar de Sergio Ramos García. Precoz como pocos, a los 24 años (Camas, Sevilla; 1986) el segundo capitán del Madrid acumula 247 encuentros en la élite, repartidos entre las dos temporadas que jugó en el Sevilla y las seis que lleva en el Bernabéu. Mañana, en el Monumental de Buenos Aires, contra Argentina, le aguarda su partido número 70 con España.
Pregunta. ¿Se siente distinto siendo campeón del mundo?
Respuesta. No. Pero, de niño, mi sueño era que la selección ganara un Mundial y no solo se ha cumplido, sino que yo estaba en el campo. Me había hecho llorar mucho. Cada vez que nos echaban de un Mundial me pasaba día y medio llorando. Y, al final, lo ganamos. Le juro que yo había tenido ya muchos días felices en mi vida, pero ninguno como el lunes cuando regresamos de Johanesburgo y comprobé lo feliz que era la gente.
"Cuando nos echaban de un Mundial, me pasaba día y medio llorando"
"Soy bastante supersticioso: el pelo largo, atarme primero la bota derecha..."
"Ir de campeón del mundo no tiene sentido. El fútbol no tiene memoria"
"Queremos ser la primera selección en ganar tres títulos seguidos"
P. ¿Por qué se cortó el pelo?
R. Tengo muchas supersticiones. Calculé para llevar el pelo largo en el Mundial porque en Austria, en la Eurocopa, jugué con el pelo largo y nos dio suerte. La verdad es que soy bastante supersticioso: entro siempre en el campo con la pierna izquierda, me ato la bota derecha primero, les rezo a mis abuelos antes de salir al campo... Terminado el Mundial, pensé en cambiar un poco de look...
P. Sus celebraciones en los goles también merecen explicación. ¿Por qué hace tantas cosas?
R. Es que no tengo la suerte de meter muchos y cada vez que marco uno debo una dedicatoria a dos o tres personas a las que quiero. Lo que no cambia es la voltereta que empecé a practicar en la playa para no hacerme daño hasta que una vez me atreví a hacerla con el Madrid. Ahora, siempre que marco, la hago
P. A los 24 años, lleva 247 partidos entre el Sevilla y el Madrid y 69 con la selección española, así como más de 30 goles en la élite... ¿Su vida es un regalo?
R. Siempre he creído que el factor suerte va de la mano del trabajo y del sacrificio. Por ser alguien en el fútbol renuncié a mi infancia y eso es duro. Ves como los amigos van al cine, salen de marcha y tú siempre tienes que decir: "No puedo". A los 16 años ya me entrenaba con el Sevilla y llevaba una vida profesional. Así que me tuve que quitar de muchas cosas propias de la edad que no puedes hacer si quieres llegar adonde he llegado. Cuando me llamó Caparrós, estaba en el colegio y, como los entrenamientos del primer equipo coincidían con las clases, ¡no podía ni ir al cole!
P. ¿Le cambió Joaquín Caparrós la vida?
R. Sí. No todos los entrenadores se la juegan con futbolistas sin nombre ni experiencia como hizo él en aquel Sevilla. Le estaré eternamente agradecido porque me dio cariño, me transmitió profesionalidad, me enseñó la importancia del sacrificio y de mantener la ilusión... Eso es básico. El día que no la tenga estaré perdido. Siempre busco algo nuevo para mantener la motivación y siempre me he caracterizado por marcarme un objetivo e ir a por él. Cuando me subieron al primer equipo, era para mí un sueño estar con Javi Navarro, Pablo Alfaro, Notario, Darío Silva... Con el tiempo, me doy cuenta de la importancia que tuvieron aquellos veteranos en mi carrera. Yo era un chaval muy formal, bastante pesado, pero muy esponja. Ellos me dejaron muy claro que costaba mucho estar donde había llegado, pero que no me podía creer nada y que tenía que aprovechar la oportunidad. "No te lo creas nunca porque igual de rápido que has llegado lo pierdes todo", me decían siempre.
P. Ahora el veterano en el Bernabéu es usted.
P. Si, es así. Cuando veo a Canales, me siento identificado. Como a mí me transmitieron esos valores, ahora me gusta ayudar a esos chavales que llegan al Madrid. Cuando yo llegué, con 19 años, estaban Zidane, Roberto Carlos, Raúl, Beckham... Ahora me toca a mí cuidar de los jóvenes. Soy un veterano prematuro. He tenido que madurar pronto. Es mi sexta temporada en el Madrid. Pocos defensas pueden decir eso.
P. ¿Qué exige ser el segundo capitán?
R. Respeto al cargo principalmente. Soy uno más, pero debo asumir cosas que otros, dentro del vestuario, no tienen por qué encarar. La magnitud que tiene representar un club tan grande exige un sacrificio máximo y un compromiso a tope.
P. Eso no fue suficiente para ganar títulos en los últimos años.
R. Es cierto que los malos momentos enseñan mucho, pero vamos a ver si vuelven los buenos.
P. Desde fuera, sorprende que, habiendo estado tan cerca de conseguirlo el curso pasado, vuelvan a partir de cero con un nuevo entrenador. ¿No falta estabilidad?
R. Sería una buena idea que Mourinho tuviera estabilidad. Por el bien del grupo y la institución.
P. ¿Qué tiene Mou que todos hablan maravillas de él?
R. Estamos encantados. Tiene carácter, va de frente y saca lo mejor de cada uno en los entrenamientos. Ahora entiendo por qué ha ganado tanto. Tiene las cosas muy claras y sabe transmitirlas a los jugadores. Nos va a venir fenomenal.
P. ¿Qué le pide?
R. Actitud. Que dé ejemplo. Y sacrificio. Un día malo lo puedes tener, pero no puedes renunciar a una actitud positiva. Cada día debes llegar con ganas de aprender y ser mejor. Mourinho es muy exigente. Esa exigencia es lo mejor que nos puede pasar porque te ayuda a ser mejor.
P. ¿Qué le gustaría que le reconocieran a su juego?
R. Yo respeto por igual al que me halaga y al que me critica. De mí pueden decir lo que quieran menos que no me parto la cara por mi equipo. Pueden decir que soy muy malo o muy bueno, pero no acepto que se dude de mi actitud. Yo no puedo meterme en la cama después de un partido sin la sensación de haberlo dado todo. Puedo ganar o perder, pero solo duermo tranquilo si la actitud ha sido la adecuada. Nada me llena más que la sensación de haberme dejado el alma.
P. La temporada pasada se dejaron el alma y la Liga se la llevó el Barça.
R. El Barça tiene un equipazo, unos jugadores tan buenos, que fue capaz de ganarnos la Liga. Fue bonita, disputada y se decidió por un punto. Ese detalle lo dice todo. Fue una locura. Ganaron ellos y solo nos queda quitarnos el sombrero y darles la mano para felicitarles. Vamos a ver si ahora somos más fuertes que ellos. La ventaja es que tienen el equipo hecho, el sistema trabajado, y nosotros estamos empezando, pero vamos por buen camino.
P. Usted ha ganado casi los mismos títulos con la selección española que con el Madrid. Quién se lo iba decir cuando llegó al Bernabeu...
R. Es cierto, dos Ligas y una Supercopa por un Mundial y una Eurocopa. La verdad es que me gustaría llenar mi palmarés en el Madrid con más títulos.
P. En Liechtenstein demostraron que no se han dormido en los laureles.
R. Estoy orgulloso de ello. Sería un error sacar pecho. Ir de campeón del mundo no tiene sentido porque el futbol no tiene memoria. Sabemos que el camino es ser humildes y trabajadores. Y, lo que decía antes, es importante mantener las ilusiones. En ese sentido, llegar a ser los primeros en ganar tres títulos seguidos nos mantiene la ilusión intacta.
P. Mañana juegan contra Argentina en Buenos Aires. Se supone que así es fácil mantener esa ilusión.
R. Claro. Me apetece mucho. No me gustan los aviones y menos si los viajes son tan largos por el jet lag y esos rollos, pero merece la pena la paliza por jugar contra Argentina en un campo tan importante como el del River. Me han dicho que el ambiente es único y estoy loco por vivirlo. Siempre he dicho que con La Roja no hay amistosos y menos contra Argentina.
P. ¿Aunque tenga enfrente a Messi?
R. A Messi le admiro. Es uno de los mejores del mundo. Pero, si ellos tienen buenos jugadores, cuando miren a España, pensarán lo mismo.
P. Por cierto, ¿a quién daría el Balón de Oro?
R. A mí me gustaría que lo ganara un español o Wesley [Sneijder], que es amigo mío.
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