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Reportaje:

Gratitud medio siglo después

Homenaje a los héroes de Jérez del Marquesado que salvaron a 24 'marines' en 1960

Hace 50 años y medio, con ausencia total de medios, frío, nieve hasta la cintura y oscuridad, los vecinos del pequeño pueblo serrano de Jérez del Marquesado (Granada) consiguieron rescatar con vida a 24 marines (infantes de marina estadounidenses) que habían sufrido un accidente de avión en alta montaña. La hazaña fue recordada ayer con un homenaje a los rescatadores y la presencia de dos de los militares supervivientes. El embajador de Estados Unidos en España, Alan Salomont, también asistió al acto y recorrió el mismo camino que su predecesor en el cargo en aquellas fechas, John Davis Lodge, hizo entonces como seña de gratitud.

El siniestro ocurrió el 8 de marzo de 1960. El ala derecha del DC-4, que transportaba a los marines de Nápoles a Rota (Cádiz), chocó con un pico de Sierra Nevada, perdió un motor y cayó sobre la nieve a 2.600 metros de altitud, al borde de un precipicio. Uno de los militares estadounidenses, tras una caminata de seis horas, logró llegar a Jérez y contar lo sucedido. Los habitantes de la localidad serrana -entonces 3.000, hoy apenas la tercera parte- se pusieron rápidamente en marcha para rescatar a las víctimas con vida.

"Tenía un vacío por no haber conocido a mis salvadores", dijo un 'marine'
Un sendero de 12 kilómetros recordará la hazaña de los jerezanos

Ni James Frank Zaio ni Francis John Rup, marines accidentados, habían regresado al pueblo desde el siniestro. "Cada mes y medio he recordado durante años esa fatídica fecha", dijo el primero de ellos emocionado. "Tenía un vacío en mi vida por no haberme podido reunir con las personas que salvaron mi vida, quería agradecérselo", continuó. En nombre de su compañero y en el suyo propio les dio las gracias a los 19 vecinos que participaron en el rescate y aún hoy pueden contarlo.

La mayoría de ellos tiene más de 70 años pero recuerdan detalle a detalle aquellos días. "Mereció la pena. La dificultad quedó difuminada y la satisfacción fue mutua", relató Antonio Lorente, que pasó la primera noche en el avión siniestrado. Fueron los primeros en llegar y los que a pie o en mulas comenzaron a evacuar a los heridos a la mañana siguiente hasta que llegaron los equipos de rescate. Al principio no sabían lo que había pasado, solo que "había que socorrer a seres humanos", cuenta otro de los rescatadores de Lanteira, un municipio cercano.

Además de la ventisca, el idioma fue otro obstáculo del rescate. Los vecinos no sabían inglés y los marines no hablaban una palabra de español, así que el militar que avisó del accidente realizó con papel de periódico un avión para explicar a la Guardia Civil que uno de verdad se había estrellado. La nieve amortiguó la caída en el paraje de Chorreras Negras y dejó al aparato al borde de un precipicio. A partir de mañana, un sendero de 12 kilómetros y dificultad media recordará el camino que hicieron los vecinos. Se llama Ruta Solidaria El Avión.

No hubo fallecidos, pero sí heridos de diversa consideración. El peor parado fue, sin embargo, un jerezano de nombre Benito Burgos que recibió accidentalmente un disparo de aviso de un cabo de la Guardia Civil. "Estábamos preparando un botiquín y recibí el tiro que me atravesó la vejiga". Pese a todo, no se arrepiente.

Jérez del Marquesado se siente orgulloso de aquel rescate y no quiere olvidarlo. "Personas normales protagonizaron hechos extraordinarios", subrayó el embajador, que felicitó uno a uno a los "héroes" del accidente cuya solidaridad evitó una tragedia.

M. ZARZA

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