Un título para tres talentos

Como en los más famosos reality shows que llenan las pantallas de medio mundo: solo puede quedar uno. Pero el Mundial de 125cc no tiene un líder único, claramente definido, exponente de unos valores determinados, que enamore a los televidentes. No tiene un talento. Tiene tres. Tres pilotos tenaces, con la velocidad metida en el cuerpo y la bandera a cuadros entre ceja y ceja. Esas son sus características comunes. Ayer fue Terol, correctísimo, quien ganó la batalla. Pero la guerra está por decidirse.

Se trata de tres talentos con perfiles diferentes. Marc Márquez, de Cervera (Lleida): 17 años y líder del Mundial con 172 puntos, es muy inteligente, elegante y delicado sobre su moto porque sus trazadas son prácticamente perfectas. Pol Espargaró, de Granollers (Barcelona): 19 años, agresivo, de los que no esquiva el cuerpo a cuerpo, impulsivo, a veces demasiado. Tiene 167 puntos, uno menos que Nico Terol, de Alcoy (Alicante): 21 años, racional, sabe buscar el momento justo para tirar, la vuelta adecuada para adelantar; un luchador nato.

Apenas cinco puntos separan al líder del tercer clasificado, Espargaró

Entre ellos anda el juego. Un jovenzuelo que ha encadenado cinco victorias consecutivas en este 2010 y ha batido los récords de precocidad de Valentino Rossi. Márquez es un piloto casi perfecto, que ayer cometió un fallo, algo raro, y se marchó al suelo a la mitad de la prueba, cuando rodaba en primera posición, por delante de Terol, el único que le seguía el ritmo. El todavía líder del campeonato quiso abrir distancias con el alcoyano y forzó demasiado la máquina (rodaba un segundo más rápido por vuelta). Dio con uno de los cientos de baches que se amontonan sobre el asfalto del trazado de Indianápolis, su Derbi se le fue de delante, trató de salvar la caída, pero terminó en el césped. Se levantó veloz y volvió a la pista. Su remontada, desde la 14ª posición, fue tremenda. Eso sí, su triple adelantamiento en la última vuelta, después de colarse y comerse las dos primeras curvas, quedó sin efecto. La dirección de la carrera le penalizó con 20 segundos. De la quinta posición cayó a la octava.

La victoria, merecida, fue para Terol, consistente y constante. Y con una confianza sorprendente: tras la lesión que le dejó postrado en la cama, con varias vértebras rotas y una hernia discal, ha vuelto más fuerte que nunca: suma tres victorias, las dos últimas consecutivas -excepcional la obtenida en Brno-, algo que no había conseguido hasta ahora.

En el podio, junto a Cortese, que fue segundo, un Espargaró más racional que de costumbre, tiró de cabeza y no de corazón; dejó correr al alemán, después de una serie de adelantamientos por el interior, cuando supo del error de Márquez y se conformó con ser tercero. El Mundial está en un puño. Apenas cinco puntos separan en la cabeza a estos tres talentos a falta de siete carreras. Pero solo puede quedar uno.