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La izquierda 'abertzale' presiona a ETA para que declare una tregua

El grupo de Otegi quiere que sea en septiembre para reclamar su legalización

Luis R. Aizpeolea

La izquierda abertzale aumenta su presión sobre ETA para que declare rápidamente una tregua. Las especulaciones en ese ámbito político apuntan a que podría materializarse en torno al Gudari Eguna (Día del Soldado Vasco), que se conmemora el 27 de septiembre. El Ministerio del Interior no descarta que se produzca. Pero está convencido, por la información de que dispone, de que la banda no tiene ninguna intención de abandonar las armas.

ETA lleva un año sin cometer atentados; el último se produjo el 9 de agosto del año pasado. Esa es una de las razones por las que la expectativa de una próxima tregua está muy extendida en el País Vasco, que ha pasado el verano más tranquilo desde hace decenas de años.

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La organización terrorista necesita la tregua para aliviar la presión que sufre de la izquierda abertzale. Desde hace cinco meses, esta se la viene reclamando a través de su asesor Brian Currin y de sus respaldos internacionales, sudafricanos e irlandeses (Desmond Tutu, Frederic Willem de Klerk, John Hume, Mary Robinson y la Fundación Nelson Mandela). En la declaración que hicieron en Bruselas la pasada Semana Santa, exigieron a la banda una "tregua permanente y verificable", igual a la que declaró el IRA como paso previo al cese definitivo de la violencia en Irlanda del Norte.

El llamamiento a ETA fue la consecuencia del proceso asambleario promovido por los líderes de la izquierda abertzale y culminado un mes antes, en febrero, que desembocó en la apuesta exclusiva por las "vías pacíficas y políticas". Fue una iniciativa elaborada a fuego lento, a través de un proceso asambleario inédito de tres meses, en el que un 80% de los 7.000 participantes respaldaron esa apuesta para lograr sus objetivos soberanistas. Detrás de la propuesta están tres líderes históricos de la izquierda abertzale -Rufi Etxeberria, Rafael Díez Usabiaga y Arnaldo Otegi-, que no están dispuestos a repetir el fracaso de los dos anteriores procesos y treguas de ETA.

La presión de este núcleo sobre ETA ha sido continua desde febrero, y en sus sucesivos pronunciamientos públicos ha precisado a la banda que la actividad terrorista es un obstáculo para la consecución de sus objetivos políticos. Le ha reprochado, incluso, la ruptura de la última tregua.

Pero ETA no está en la misma situación que la izquierda abertzale. Necesita la tregua no solo por la presión de esta. También la necesita para ganar tiempo en su debate interno entre quienes están por el cese definitivo de la violencia y quienes apuestan por su continuidad. Un debate interno muy oscuro por la desconexión de la banda, incluso, con la propia izquierda abertzale.

Previsiblemente, según fuentes nacionalistas, la declaración de tregua de ETA, prevista para septiembre, cumplirá una parte de las exigencias de la izquierda abertzale: su carácter de "permanencia", utilizado en la anterior tregua. Pero no llegará a pedir la "verificación" del alto el fuego a una comisión internacional, como reclamaban los mediadores y los respaldos internacionales en marzo.

Ese paso, el de la verificación, la izquierda abertzale lo considera importante, porque con él trataría de ofrecer una credibilidad a la tregua. Tras los dos anteriores fracasos -en la de 1998 y en la de 2006-, el escepticismo sobre la materialización de un nuevo proceso de paz es generalizado en la sociedad vasca. Pero ETA condiciona un paso tan trascendente como la verificación de una tregua a la apertura de una negociación con el Gobierno central, según fuentes nacionalistas.

Sin embargo, la izquierda abertzale cree que la negociación del Gobierno con ETA, con el objetivo de dialogar sobre los presos de la banda, debe ser el final del proceso. Pretende que la organización terrorista dé previamente los pasos necesarios, a través de un cese unilateral de las armas. Esta es la principal novedad que la izquierda abertzale aporta a este previsible proceso respecto a los anteriores.

La izquierda abertzale se mueve en la clave de los principios Mitchell, inspirados en el proceso de paz irlandés y caracterizados por la apuesta por medios exclusivamente políticos y pacíficos: el desarme de las organizaciones armadas y su verificación.

Además, pretende reforzar estos compromisos una vez que ETA declare la tregua. Pero, previamente, va a calentar motores con una manifestación a favor de los derechos sociales e individuales, que convocará la plataforma Adierazi EH el próximo 11 de septiembre en el País Vasco, coincidiendo con la Diada catalana, y en la que figura como principal reclamación el "derecho a la vida".

Ese es el principio de una campaña que iniciará en septiembre con el objetivo de lograr su legalización, con una marca nueva, para las próximas elecciones municipales de 2011.

Los dirigentes de la izquierda abertzale insisten en que su apuesta por los "medios exclusivamente políticos y democráticos" es irreversible. De tal modo que si ETA no declara la tregua para finales de septiembre, tiene previsto redoblar su compromiso con la no violencia y también la presión sobre ETA. Hasta el momento se ha limitado a pronunciarse por las "vías pacíficas" y a recordar a los terroristas que la violencia es un obstáculo para lograr sus fines políticos. Aunque sabe que estos pronunciamientos son insuficientes para que los tribunales aprueben su legalización.

Acto de la izquierda <i>abertzale</i>, el pasado viernes en las fiestas de Bilbao.
Acto de la izquierda abertzale, el pasado viernes en las fiestas de Bilbao.LUIS ALBERTO GARCÍA

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