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Reportaje:SABINO PUENTE | Responsable de Medicina Tropical | EL JEFE DE TODO ESTO

"Se viaja de forma inconsciente"

El experto en enfermedades tropicales alerta del aumento de casos

Es oír hablar a Sabino Puente de paludismo, dengue, rickettsiosis y ciguatera y quitársele a uno las ganas de explorar mundo más allá de Benidorm. Que si fiebres altas, diarreas, náuseas, erupciones... Como en casa, en ninguna parte. Parásitos, bacterias y hongos varios acechan al viajero incauto que se aventura a salir de lo que llamamos Occidente. Pero que no cunda el pánico. Para eso está él aquí. Desde la Sección de Enfermedades Tropicales y del Viajero del hospital Carlos III, Puente (Madrid, 1942) tiene una doble tarea: aconsejar y vacunar al que todavía no se ha ido y curar al que ha vuelto con más souvenirs en la maleta de los que creía. Por desgracia, el segundo tipo abunda. Y, en general, no se traería el bicho a casa si hubiera pasado por una consulta antes de irse. "Se viaja de una forma un tanto inconsciente", dice. Y hay más viajeros temerarios de lo que pueda parecer. Puente calcula que la mitad de los que vuelan a zonas exóticas no consulta antes a un experto.

El equipo de Puente ha atendido 258 casos de paludismo en cinco años
Casi la mitad de las consultas son por turismo; un 15%, por trabajo

Así les va luego. En cinco años, Puente y su equipo -siete médicos, tres enfermeras, cuatro auxiliares y dos secretarias- han atendido 258 casos de paludismo -que contagia el mosquito Anopheles-, 125 con larva migrans cutánea -parásitos que se alojan bajo la piel-, 89 de dengue -enfermedad vírica que transmite un mosquito-, 83 de rickettsiosis -fiebres tras la picadura de una garrapata- y 13 del virus chikungunya -fiebre transmitida por un mosquito-. Cada vez nos gusta más viajar a destinos exóticos y cada vez pillamos más enfermedades igual de exóticas. Casi 4.200 personas acudieron en 2009 a la consulta por un problema de salud a la vuelta de un viaje. Un 39% más que hace cinco años. Y de ellas, solo uno de cada 10 había ido a pedir consejo experto antes de salir. Puente tiene clarísima la respuesta a la pregunta sobre quién tiene que pedirles hora (online en www.madrid.org): "Todo el que viaje a cualquier destino exótico".

Puente, como no podría ser de otro modo, practica con el ejemplo. Está vacunado de todo lo que se puede estar. También a él le gusta viajar a lugares exóticos; unas veces por trabajo y otras, de vacaciones con la familia. ¿Cómo será eso de hacer turismo con un especialista en enfermedades tropicales? Pues, a juzgar por lo que cuenta él mismo, un poco cansino. A su mujer, por ejemplo, le dice que no vaya descalza por la playa. Lo que faltaba, ir al trópico de vacaciones y no poder pasear descalzo a placer. "¡Coño, pues unas chanclas!", exclama. Todo tiene un porqué: "En la arena hay parásitos que entran por la piel". En los lugares donde hay animales, recomienda calzado cerrado y con calcetines. "Si no, se te puede meter una pulguita". Cuidado también con bañarse en agua dulce. Precauciones y más precauciones. Pero mejor eso que curar. "Qué lástima que no tengo aquí unas fotos en las que se ve cómo unas larvas...". Casi mejor así.

El día a día de Puente y su equipo no se limita atender a turistas (48% de los casos), trabajadores (15%) y cooperantes (12%). Dedican también mucho esfuerzo a la investigación y a publicar sus hallazgos. El médico destaca, por ejemplo, que fue en el Carlos III donde se diagnosticaron los primeros casos en España de una enfermedad parasitaria llamada gnathostomiasis, que se adquiere al consumir alimentos contaminados (pescado crudo, aves...) con las larvas. Está orgulloso también de un trabajo sobre Esplenomegalia malárica hiper-reactiva en raza caucásica. "Describimos una serie de cinco pacientes, cuando en la literatura mundial había 10 o 12 casos solamente".

Para tener tantos frentes abiertos, el despacho de Puente está extrañamente pulcro y ordenado. Mérito de su ayudante Concha, confiesa. Si no fuera por ese mosquito de papel gigante que cuelga sobre su cabeza y con el que se presta a fotografiarse, bien podría confundirse con la consulta de cualquier otra especialidad. También dan alguna pista los dos mapas antiguos que cuelgan de su pared, uno de Guinea Ecuatorial y otro de Fernando Poo, regalo de un paciente agradecido. "Por los misioneros Hijos del Inmaculado Corazón. Patrocinado por la Dirección General de Marruecos y Colonias", vienen firmados, en 1942.

Así fue como Puente empezó en esto. Llegó como residente de medicina interna -no existe especialidad ni de infecciosas ni de tropicales- al entonces hospital del Rey en 1974. "Al principio se veían enfermedades tropicales de forma muy esporádica: misioneros, cooperantes...". Le interesaron y, casi sin darse cuenta, fue especializándose. "Después empezaron a llegar viajeros, luego inmigrantes". Y así fue creciendo la sección. "Al principio la unidad era solo yo", recuerda.

Puente, como todo el mundo, tiene sus manías. Lingüísticas en este caso. Insiste en usar paludismo en lugar de la anglófona malaria. Y la usa mucho, porque tres de cada cuatro viajeros que llegan a la consulta a pedir información salen con el tratamiento preventivo puesto. Tampoco entiende cómo "muchos médicos" califican a las enfermedades de severas en lugar de graves. "No conozco ninguna que sea simpática y agradable", ironiza. Desde luego, no las que él trata, porque, tal y como recuerda de vez en cuando, de algunas no se sale. ¿Cuándo hay que preocuparse? "Una fiebre al regreso de una zona tropical es una urgencia médica", sentencia. Glups. "Pero hay que viajar, conocer, África es un continente maravilloso", se entusiasma, como quitándole hierro al asunto.

Sabino Puente, jefe de la Sección de Medicina Tropical y del Viajero,  en su consulta del hospital Carlos III.
Sabino Puente, jefe de la Sección de Medicina Tropical y del Viajero, en su consulta del hospital Carlos III.SANTI BURGOS

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