"Los alcaldes lo están pasando fatal"

Es uno de los dos secretarios de Estado (el otro es Octavio Granado, responsable de la Seguridad Social) que forman parte de la ejecutiva del PSOE. De perfil muy político, y muy del partido, Gaspar Zarrías (Madrid, 1955), licenciado en Derecho, procede además de una familia muy implicada en la política: es el único caso de un padre y un hijo que han sido a la vez senadores -coincidieron entre 1990 y 1993-. A uno de sus abuelos lo fusilaron tras la Guerra Civil, y su padre pasó muchos años en la cárcel.

Su obsesión ahora es vigilar desde la secretaría de Estado el bienestar de los Ayuntamientos. Dice que su Ministerio de Política Territorial, a pesar de lo gris que parece, es vital en un Estado autonómico como el español ("soy un autonomista convencido"). Y lo ilustra con un dato: "Cada año se firman nada menos que mil convenios con las Comunidades Autónomas".

Aunque nació en Madrid, su familia se asentó en Cazalilla (Jaén). Ha fraguado su carrera política en Andalucía. Fue consejero de la Junta durante 13 años, vicepresidente primero e incluso presidente en funciones durante algo menos de un mes, cuando lo dejó Manuel Chaves. ¿Cómo fue el paso a la política nacional? "No es muy distinto cuando conoces el tema. Y mi trabajo se basa en la coordinación y cooperación con las comunidades y las relaciones con los Ayuntamientos, es un ministerio muy político e inversor".

El fondo de inversión local sumó 8.000 millones de euros el año pasado, y 5.000 en 2010. Zarrías lo cuenta orgulloso: "En un tiempo récord hemos apoyado cerca de 60.000 proyectos; han participado 20.000 empresas. Si no llega a ser por esto, los Ayuntamientos no hubieran hecho nada, porque lo están pasando mal, la caída de ingresos ha sido brutal".

Lleva casi 20 años trabajando con el ahora ministro, Manuel Chaves: "Nos entendemos y coordinamos solo con mirarnos". ¿Son amigos? "Sí, claro, cena en casa con la familia a menudo, aunque él es del Betis y yo del Atlético de Madrid, pero bueno", bromea.

Este tándem no hace experimentos con su equipo político. Se llevaron a Madrid a los mismos colaboradores de Andalucía. "El equipo es prácticamente el mismo, es un trabajo bastante similar al que hacían allí".

Su proyecto estrella ahora es la nueva ley de Gobierno local, que se debatirá en el Parlamento en el próximo periodo de sesiones. "La actual, de 1985, está obsoleta; el objetivo es modernizar las estructuras, mejorar la gestión en la atención al ciudadano, dotar de mayor transparencia y control, e intentar poner coto a la corrupción y al transfuguismo, esto último cambiando la ley electoral".

¿Cuál es la clave contra la corrupción? "La transparencia, que todos los procedimientos sean transparentes para el ciudadano, que al apretar un botón tenga toda la información sobre el estado de los expedientes, adjudicaciones... Los ciudadanos nos demandan transparencia sobre la gestión del dinero público". ¿Y los alcaldes? "También. Cuando aparecen esos espectáculos absolutamente minoritarios de corrupción se sienten indefensos; son casos puntuales que se generalizan a menudo, y entonces piden poder ofrecer más transparencia".