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EL RINCÓN

Laboratorio de alquimia existencial

Eugenia de la Torriente

Estos días David Delfín (nacido Diego David Domínguez González, en Málaga, en 1970) ve arneses por todas partes. Protagonizan su colección de primavera-verano 2011, que se presentará el día 16 de septiembre en la semana de la moda de Nueva York y el 22 en la de Madrid. Cuando algo le obsesiona repara en ello sin parar. "Y el momento que estoy viviendo me acerca a un elemento destinado a proteger de las caídas".

Puede que sus creaciones resulten dramáticas, pero su lugar de trabajo no. Es un laboratorio de alquimia existencial y emocional. En su pulcro y luminoso estudio madrileño, Delfín exorciza sus demonios y los transforma en ropa que a menudo trasciende a las convenciones del atuendo. Lo hizo con Diastema, una colección poblada por las batas de hospital, los sonidos y hasta los tubos de oxígeno que marcaron los últimos días de su padre. "Todo cuanto me sucede en la vida -sobre todo los obstáculos- acaba en el proceso creativo. Meto en mis colecciones aquello que está reventando en mi cabeza. Lo que amo, lo que me aterra... La próxima está llena de pedazos. No hay nada completo".

Un trabajo no adquiere entidad definitiva para David hasta que encuentra su nombre. El que ahora le ocupa ha sido bautizado como Tautología. "Un mismo pensamiento expresado de maneras diferentes... Porque me he centrado en algunas de las constantes de mis 11 años de carrera, como la sastrería o las prendas giradas". Un ejercicio de introspección que, sin embargo, no está reñido con las influencias externas. En el resultado, Delfín identifica ecos lejanos de las piezas de Helmut Lang en los años noventa y hasta de las de Gianni Versace.

En la oficina de Davidelfin, el diseñador ocupa un pupitre habitualmente caótico. Y eso que en su casa puede ser ordenado hasta la manía. De niño, el pequeño de cinco hermanos, no tenía cuarto propio. Hacía los deberes en una mesa camilla, con estufa bajo los faldones, en la salita de uso común en la que dormía. Fue un estudiante irregular, capaz de lo mejor y lo peor, pero defiende que siempre lidió bien con la disciplina. Entonces, la imponía su padre. Ahora, las necesidades de producción del sistema de la moda. Por eso, "mientras salen del horno las piezas de Tautología" ya ha empezado a pergeñar las de la siguiente colección. Tendrá que ver con el olfato.

David Delfín, en su estudio de Madrid.
David Delfín, en su estudio de Madrid.FOTO: GORKA LEGARCEJI

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