Robinson, 'El Invasor'
El presentador de Canal + ficha por 'Carrusel Deportivo', de la cadena SER - "Me dejan invadir los cuartos de estar para hablar de lo que me gusta"
Hace unos días Michael Robinson estaba en la estación de Atocha, a punto de coger el AVE, cuando apareció un grupo de estudiantes con mochilas a la espalda. "¡Qué bien ver una cara española después de tanto tiempo en California!", le dijeron. Robinson, nacido en Inglaterra hace 52 años, recordaba la anécdota y se tronchaba de la risa.
El presentador y comentarista de fútbol de Canal +, que acaba de fichar por GG la SER (Carrusel deportivo), es un fenómeno, casi seguro sin precedentes, en el mundo de la televisión. Es un gran comunicador en un idioma que no domina. Hay otros extranjeros por ahí que han tenido la osadía de trabajar en los medios de su tierra adoptiva, pero ninguno que se haya convertido en una estrella mediática, reconocido en la calle por medio país, de la manera que lo ha hecho en España este alto y corpulento ex delantero centro del Liverpool. Eso sí, domina la jerga como si hubiera nacido en Móstoles. Pero su acento es indiscutiblemente el de un inglés y los detalles más finos de la gramática -se hace un lío con el subjuntivo- le eluden.
"En los medios no sé si lo hago bien o mal, pero me siento cómodo"
"Para mí el fútbol es, y fue, un interminable crucigrama"
Gran parte del secreto de su éxito, de que no haya nadie al que no le caiga bien en un país cuyos comunicadores deportivos muchas veces son personajes que generan rabia y admiración en igual medida, reside en esa extraña condición que posee de españolísimo englishman. Condimenta su sentido del humor -el reflejo inglés de reírse de sí mismo, de rehuir la solemnidad- con salero andaluz.
Llegó a España hace 24 años, cuando fichó por su último club, el Osasuna, y fue amor a primera vista. Constató, como reza el tópico, que en España se vive muy bien, y se quedó. Se ha vuelto tan español tras 24 años aquí que comete errores en inglés en los que se nota repetidamente el efecto contaminador de su segundo, o quizá ahora primer, idioma ("he llegado al extremo de que no hablo ninguno bien", reconoce); tan español que aunque le encanta viajar a Londres ("mi ciudad preferida del mundo, tan cosmopolita y tan inglesa a la vez"), solo cuando aterriza en Barajas se siente "en casa"; tan español que dice haberse olvidado qué es lo que le gusta de España y se ha vuelto tan criticón como todos los demás ("lo de la improvisación española me hacía gracia al principio, ya no"); tan español que cuando comentaba los partidos de la selección española durante el Mundial se refería a los jugadores de La Roja como "nosotros".
"Sí, y cuando hablo con un inglés le hablo de 'vosotros'. Mis amigos ingleses lo comentan. No les ofende, creo, pero les extraña". Viendo jugar a la selección inglesa durante el Mundial le hizo pensar que "tendrían que retirar al pobre balón en camilla".
La selección española, en cambio, la siente suya, y con mucha honra. "¡Es tan sumamente gratificante que ese estilo con el que hoy se asocia al fútbol español en el mundo sea tan inmensamente elegante y elocuente!".
Y la Premier League inglesa, que acaba de arrancar, ¿cómo la compara con la Liga española, que vuelve este fin de semana? "Me gusta el producto de la Premier League; no sé si me gusta mucho el fútbol". ¿El producto? "Tú ves un cero a cero en la Premier League y sudas. Juegan un fútbol de pena pero es entretenimiento. Es apasionante: los estadios llenos, cánticos, ruido sin cesar, nadie especula, chutan todos cada dos segundos. Es una pugna deportiva que es excitante en unos escenarios maravillosos, pero, ¿quién juega el mejor fútbol? Los ingleses, no".
El mejor equipo del mundo para Robinson es el Barcelona. "Es más, es el mejor equipo que he visto nunca en mi vida. ¡Es que lo reconocen hasta los taxistas de Madrid! No habrá a día de hoy alguien en Madrid -en el Bar Manolo, en el club de golf, en el taxi- que no diga: '¡Jo! ¡El Barça juega de fábula!'. Tienen que ser muy buenos, de verdad".
Robinson tiene una modesta opinión de sí mismo como jugador. Dice que se siente mejor como presentador de televisión, más auténtico, que como futbolista de primera. "En muchos momentos de mi vida como jugador me he sentido un impostor. 'Me he colado', pensaba. Nunca alcancé a ser el futbolista que hubiera deseado ser. En los medios de comunicación no sé si lo hago bien o mal, pero me siento cómodo. En El día después, en Informe Robinson, en los partidos, es como si fuera terapia".
Robinson, que dijo que se lanzó a la televisión apenas cuatro años después de llegar a España "por pura inconsciencia", cree que el hecho de no haber sido tan talentoso como jugador le da una ventaja a la hora de analizar el fútbol. "Conozco a muchos futbolistas que no tienen ni zorra idea del juego. Suelen ser los más habilidosos. Piensan que el fútbol es cuestión de 'dame el balón, driblo a estos tres y la meto en la escuadra'. Yo nunca fui un dotado. Tuve que estudiar el deporte. Para mí el fútbol es, y fue, un interminable crucigrama".
Y la temporada que está a punto de comenzar, ¿cómo la define? "Va a ser una cosa Madrid-Barça: un Federer-Nadal". ¿La elegancia contra la fuerza? "Sí. Pero algo grande. El modelo más brillante deportivo del momento es Federer-Nadal, dos auténticos caballeros que dignifican el deporte con dos estilos absolutamente opuestos. Espero que el Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid demuestren esa elegancia, con sus dos ideologías diferentes, y que gane el mejor".
Y en cuanto a su terapia personal, Robinson dice que no le acaba de asombrar cómo, temporada tras temporada, le permiten decir "lo que quiero y siento, dar de todo, en mi desnudez". "Me han dado un micro y me dejan invadir los cuartos de estar para hablar de lo que me gusta y compartirlo con ellos". ¿Robinson, El Invasor? "¡Sí!", se ríe. "¡Pero no a punta de pistola! Siento un agradecimiento imperioso de que la gente me permita entrar en sus cuartos de estar. Aunque no los conozca me gustaría darles las gracias a cada uno de ellos por consentir que invada sus hogares".
El agradecimiento es mutuo.
Ve aquí en vídeo la entrevista de John Carlin a Michael Robinson.
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