"Comenzamos perdidos"
Scariolo, satisfecho del juego de la selección, "salvo los seis o siete primeros minutos"
La amenaza llega a través de un mensaje de texto. Cuando Marc Gasol sale a la pista, horas antes del partido, parece satisfecho: calza chanclas, una toalla blanca le rodea la cintura y su vozarrón canturreante intenta imponerse a la canción que vomitan los altavoces, Volare. El pívot, sin embargo, no puede sentirse tranquilo. "Don't think that's going to happen tomorrow" es lo que ha podido leer la noche anterior en su teléfono móvil. "No pienses que esto volverá a ocurrir mañana", le viene a escribir Rudy Gay, su compañero en los Grizzlies de Memphis, tras la sufrida victoria de Estados Unidos sobre Lituania el viernes. Y no, no es eso lo que ocurre ayer en la Caja Mágica, asediada por los aficionados desde muy pronto, unos en las terrazas de los bares, otros haciendo botellón en el maletero del coche, todos vestidos de rojo. Y no, no es eso lo que se encuentra España cuando Odom lidera la primera carga. Y no, nada tienen que ver esos atletas que corren como balas con los que la noche anterior solo lograron siete puntos en un cuarto contra Lituania.
"Hemos estado ahí. Pero mejor ganarles en Turquía", advierte Ricky Rubio
"Un rival excelente", resume Kryzewski, el técnico norteamericano
"Estoy satisfecho con los jugadores excepto por los seis o siete primeros minutos, en los que hemos estado completamente perdidos", valoró Sergio Scariolo, el técnico italiano que dirige a la selección española y que se mostró "preocupado" por la lesión muscular de Calderón. "Salimos un poco a la expectativa de lo que hacían ellos", resumió Rudy sobre los muchísimos problemas que tuvo España para anotar de entrada. "Cuando hemos corrido, cuando nos hemos defendido agresivos, cuando nos hemos centrado y hemos hecho nuestro trabajo, el partido ha estado para nosotros", prosiguió; "hemos estado ahí, pero mejor ganarles en el Mundial".
A mediados del tercer cuarto, Marc carga al rebote como si fuera el tren de las cinco: no hay nada en este mundo que pueda detener a esa mole de 215 centímetros y 120 kilos en movimiento. El pívot entra a rebufo de un chispazo, el fino Navarro, que anota y recibe un toquecito de Chandler, ese hombre que se define como "demasiado apasionado". Los dos pesos pesados inician entonces una conversación que amenaza con convertirse en tangana, los dos banquillos en pie y el público abucheando. "¡A por ellos, oé!", trona la grada.
Atrás habían quedado los españoles saltando en círculo. Silenciadas llevaban ya un buen rato las trompetas, que homenajeaban a los estadounidenses con el Americanos, os recibimos con alegría. Y lejos quedaba ya la desinhibición de Odom, que en medio del partido se puso a canturrear al son de la megafonía e inmediatamente sometió a Marc a un brutal bloqueo. El pívot dio y recibió de lo lindo. España se marchó al descanso con 11 rebotes menos que los estadounidenses. Marc reflexiona sobre eso bajo una lluvia de silbidos que se mezcla con las trompetas del Ojo del Tigre, un homenaje a Rocky que escuchan el príncipe Felipe, la infanta Elena, Cristiano Ronaldo o Amaya Montero. Allí estaba también Pau Gasol, que recibió la ovación más sentida de la tarde. Y por allí, justo delante, se movía Mike Krzyzewski, coach K. "España es un rival excelente", dijo el seleccionador estadounidense; "los dos hemos puesto todo el corazón para ganar".
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