Camioneros y empleadas del hogar se suman a las protestas
Agitando banderas de Marruecos y entre gritos de "no al racismo" lanzados desde un camión de transporte -el primero de una hilera de nueve- una veintena de activistas marroquíes anunciaron ayer en la tierra de nadie entre Melilla y Beni Enzar (Marruecos) el inicio de las protestas. Había muchos más periodistas que manifestantes. Nunca un grupo tan reducido de concentrados recibió tanta atención. Los que hablaron fueron los de siempre, los líderes de la revuelta, que anunciaron de nuevo el calendario de las movilizaciones: a partir de hoy a las siete de la mañana no entrarán frutas, verduras ni pescado en la ciudad autónoma. Quizá el sábado se reanude el tránsito, señalan los activistas. Por la noche dejarán de pasar los materiales de construcción hasta el domingo. Y las señoras de la limpieza marroquíes no pasarán a Melilla ni el viernes ni el sábado. Supuestamente, los activistas han llegado a un acuerdo con ellas para pagarles a cada una 10 euros para que no lo hagan, según señala Said Chramti, uno de los activistas. ¿Y las que quieran cruzar a pesar de todo? "Entonces les cogeremos el nombre", responde.
Para que cesen las protestas, los activistas piden ahora que se cree una comisión mixta entre miembros de los Gobiernos marroquí y español con asociaciones civiles.
El comportamiento de la policía marroquí durante los próximos días es una incógnita. Ayer contemplaron impasibles la concentración y especie de rueda de prensa de los activistas.
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