Nostalgia del plástico

Los Europeos de natación que concluyeron ayer en Budapest sirvieron para medir el impacto de la prohibición de los bañadores plásticos impermeables y cómo lo han gestionado los equipos a la luz de la preparación de los Juegos de Londres de 2012. El aluvión de récords se interrumpió y, salvo excepciones, las marcas se alargaron en un promedio de un segundo cada 100 metros, aproximadamente. Hubo países que se vieron más afectados que otros. Francia y el Reino Unido, dos equipos que hasta hace un lustro no tuvieron un gran peso internacional, mantuvieron el ritmo de su progresión presentando nadadores fantásticos, como Yannick Agnel, o como Camille Lacourt. Lacourt hizo la que probablemente sea la mejor marca de la competición al batir el récord de Europa de 100 espalda en 52,11s.

La aparición de Patricia Castro en 200 y 400 metros libre, la mejor noticia

A la vista de los marcadores, el más perjudicado de todos los países fue España. El equipo que dirige Luis Villanueva acusa la nostalgia del bañador de plástico, entre otras rémoras. El impulso económico que le dio el CSD a la federación hace dos años no repercute en los resultados. A diferencia de lo que ocurre en otras disciplinas, España sigue siendo un país sin peso en la natación. La excelencia solo se mantiene en la sincronizada, cuya estructura, alejada del poder federativo, es una isla que gobierna Ana Tarrés con éxito desde hace 10 años.

El declive se refleja en las carreras. Si en el Europeo de 2008 los españoles consiguieron 31 plazas en finales, incluyendo tres equipos de relevos, en Budapest no pasaron de 13 y no nadaron ningún relevo. La delegación que regresa hoy trae cuatro medallas. El equipo de 2008 logró ocho.

La mejor noticia la brindó la madrileña Patricia Castro, que con 18 años logró la mejor marca nacional de 200 libre con 1m 58,11s. La muchacha es un talento natural emergente cuyo potencial, bien trabajado, la puede situar en una buena posición ante los Juegos de Londres. Sin embargo, los precedentes obligan a la cautela. No hay más que seguir la trayectoria de Mireia Belmonte, que hace solo dos años se comparaba a las mejores del mundo. En Eindhoven ganó los 200 estilos con jerarquía. En Budapest no logró subirse a ningún podio.

Las exhibiciones de Rafa Muñoz, Merche Peris y Erika Villaecija en 50 y 1.500 metros -distancias no olímpicas- tienen más valor administrativo que deportivo y Aschwin Wildeboer acudió a Hungría fuera de forma.

Muñoz, que se pasó seis meses sin entrenarse, maquilló su nivel ganando los 50 mariposa, su prueba fetiche, con 23,60s. Lo celebró efusivamente. Le servirá para obtener otra beca. Pero los 50 metros no son la distancia que le espera en los Juegos de Londres. La prueba olímpica son los 100 mariposa y en esta distancia Muñoz hizo 53,50s. Muy lejos de los 52,09s que logró en 2008. En Budapest apenas logró el puesto 17º.