Chapuzón en Obama Beach
Michelle y su hija pasan el día en una playa de Estepona cerrada para ellas
Ronda tendrá que esperar. Tras un paseo entre multitudes en Marbella el miércoles y un día bajo el sol abrasador de Granada , la primera dama estadounidense, Michelle Obama, decidió ayer cambiar de planes a última hora y, en lugar de pasar la mañana en Ronda, se fue con su hija y sus amigos a la playa. Si la decisión buscaba evitar a los cientos de curiosos que siguen cada uno de sus pasos, no dio resultado.
Desde primera hora de la mañana decenas de personas esperaban la llegada de la esposa del presidente de Estados Unidos y su séquito en los alrededores del club de playa del hotel Villa Padierna, situado en el término municipal de Estepona, como se encargaban de recordar las numerosas banderas puestas para la ocasión.
Sasha, de nueve años, fue la que más disfrutó de la arena. Su madre, un poco agobiada por la expectación que había levantado su visita, apenas se dejó ver y pasó las horas en las hamacas del club privado. A pesar de que pasaron las horas de más calor en la playa, entre la una del mediodía y las cuatro, no se mojó ni un dedo. Prefirió mantenerse alejada de la mirada de los curiosos que, apostados tras las vallas que cercaban la zona cerrada para la visita, no se perdieron ni un detalle del baño de la niña y sus amigas. Tampoco les quitaron ojo dos miembros del servicio de seguridad enfundados en sus trajes de neopreno que, imperturbables, estuvieron horas dentro del agua.
Después de comer en el mismo club, abierto especialmente para la ocasión, la larga caravana de 14 coches que se moviliza para cada visita volvió a cruzar a toda velocidad Estepona para llegar al hotel, donde la familia descansó.
Mientras, el goteo incansable de regalos sigue llegando a la recepción del Villa Padierna. Y como llegan, se van. La Casa Blanca no acepta ningún tipo de presente y en eso tampoco hay excepciones. Ni la mantilla de Benahavís, ni el lote de productos andaluces enviado por los empresarios.
Esta noche, penúltimo día de sus vacaciones y antes de viajar a Palma de Mallorca para visitar a los Reyes, las Obama podrían acudir a la fiesta benéfica que Eva Longoria y Antonio Banderas darán en el mismo hotel donde se alojan. La actriz, de hecho, ya se paseaba ayer por la tarde por los pasillos del Villa Padierna.
Aunque hace unas semanas parecía difícil llenar la lista de invitados, entre otras cosas porque el cubierto cuesta al menos 1.000 euros, ahora la lista de espera se alarga por minutos y formar parte de los cerca de 400 comensales es cada vez más difícil. Nadie quiere perderse la oportunidad de compartir una cena con Michelle.
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