Los resultados evitan el letargo en agosto
Los resultados empresariales tomaron el relevo de las pruebas de resistencia de la banca en la primera semana de agosto. Si los stress test impulsaron a la renta variable la semana pasada, ayer fue el turno de las ganancias. Precisamente ayer fueron los resultados de dos entidades financieras -el británico HSBC y el francés BNP- los que dieron fuelle a los mercados en una jornada casi de euforia, cuando las fechas invitan más a pensar en el descanso y las vacaciones que en un rally alcista como el de ayer.
Al empujón de los resultados se sumó el dato del índice manufacturero de Estados Unidos. No fue una gran noticia. La industria cedió de un mes a otro. Pero el dato confirmó al menos que la recuperación económica, aunque lenta, sigue adelante. Conclusión ambigua, que se vio refrendada por las palabras del presidente de la Reserva Federal. Ben Bernanke advirtió que la amenaza de la recesión sigue ahí.
Con estos mimbres, Ibex inauguró agosto con un avance del 3,2%, al cerrar en 10.835,40 puntos. De la corriente alcista se benefició especialmente la banca, el sector que en una Bolsa como la española determina -con permiso de Telefónica- el color final de los paneles. Los dos grandes bancos, Santander y BBVA, subieron más que el mercado, un 5,2% y un 3,68%, respectivamente. Hubo empresas con mejor comportamiento, Técnicas Reunidas, Arcelor o Abengoa, pero su peso en el Ibex es mucho menor. Entre los damnificados de la sesión, tan solo Gamesa.
El optimismo no solo cundió en España. El resto de índices europeos, empujados también por los valores financieros, se tiñó de verde desde primera hora del día. En el índice pancontinental EuroStoxx 50, bancos como ING, BNP Paribas o Société Générale aparecieron entre los más beneficiados del día. También Wall Street se apuntó a las ganancias desde el mismo momento que se abrieron los mercados en Nueva York.
En el mercado de divisas, el euro sacó más partido que el dólar. La moneda única avanzó posiciones respecto al billete verde. Un euro llegó a pagarse a casi 1,32 dólares.
Por su parte, el petróleo volvió a superar los 80 dólares por barril. Regresó así a los niveles que había perdido en mayo, cuando los temores sobre el euro y la deuda soberana extendieron el temor a una vuelta a los días más oscuros de la crisis financiera.
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