Llodio espera a la mujer en la comida de su Cofradía

Serán unas fiestas diferentes. Pero habrá que esperar al último día para comprobarlo. Este año, en Llodio, la tradicional Cofradía de Sant Roque queda abierta a las mujeres. Después de una intrincada carrera, que comenzó hace ahora dos años, adornada de denuncias ante el Ararteko y la Defensoría, salpicada de una polémica popular, tuvo que venir quien menos se esperaba, el Obispado de Vitoria, para propiciar la igualdad y provocar, así, una catarsis en una comida que sólo tenía reservados hasta ahora sus asientos en las mesas para los hombres de este pueblo alavés. Como reconocía el propio José Luis Navarro Lecanda, mayordomo de la Cofradía, "ha sido un proceso largo, cansino y penoso del que, si se quiere, pueden hacerse algunas reflexiones interesantes".

Con la bajada del santo patrón, ayer, hasta la parroquia de San Pedro de Lamuza, Llodio espera el inicio de sus festejos. de paso, apuró la jornada dominical para forar el vino en la plaza y así decidir la bodega elegida para que los cofrades lo consuman el 29 de agosto. Hasta entonces, tiempo para los actos religiosos que pasarán desapercibidos hasta que llegue el pregón, a cargo este año de una mujer como no podía ser de otra manera a medida que se han sucedido los acontecimientos de la Cofradía.

Bien es cierto que en esta edición se sucederán los festejos sobre un calendario partido, en una decisión del Ayuntamiento ya cada año más habitual porque se antoja imposible de mantener un programa que comience el 15 de agosto y se prolongue hasta el último domingo del mes. Ni hay dinero municipal ni cuerpo humano que lo aguante. Y, en muchas ocasiones, ni público que acuda.

Así las cosas, el escenario espera al día de la comida de hermandad de la Cofradía. Nadie se atreve a pronosticar el signo del ambiente, pero hay coincidencia generalizada en que ya nada será igual. Fundamentalmente, porque es imposible. Entre los propios asistentes habrá quien eche de menos las ausencias que se anuncian en protesta por el signo que han tomado los acontecimientos sobrevenidos y que se pusieron de manifiesto el mismo día en que se decidió acatar la recomendación de la Iglesia.

Ha quedado fundamentado que la Cofradía es una Asociación Pública de Fieles y que la prohibición de participar a las mujeres en el almuerzo es de naturaleza jurídica de reglamento y no de estatuto, por lo que su regulación puede ser resuelta por mayorías simples y no cualificadas como venía siendo hasta ahora. Con la palabra del Obispado sobre la mesa, un 78,6% de los cofrades abrieron la puerta a la mujer. La igualdad se hacía realidad.