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Contra los mercaderes por Rodrigo Rato

EL PAÍS ha encargado a eminentes científicos, egregios catedráticos, exitosos profesores de escuelas de negocios y reconocidos críticos literarios que elaboren una pequeña

pero ajustada biblioteca imprescindible para considerarse un ser humano. Hoy, el profesor Borja Roig de la Bellacasa se zambulle en un libro inexistente...

emos dudado si incluir al autor de este documentadísimo tratado en el epígrafe de "genios de la economía", o bien en el de "valores humanos", pues conocida es la interacción entre vida y obra que siempre ha caracterizado al profesor Rato, estudioso concienzudo y erudito sin fisuras, pero también líder popular indiscutible. Finalmente, y en aras del tremendo trabajo teórico que contiene el libro que comentamos, hemos optado por la vía académica.

La obra arranca con una nueva interpretación del primer capítulo de El capital, la obra que marcó de por vida a nuestro autor, hallando novedosas vías de interpretación a la Transformación de la mercancía en dinero de Carlos Marx, hasta llegar a las interpretaciones más radicales de las causas que nos han llevado a la gran crisis que hoy vive Occidente. Y no le tiembla la mano para señalar a los culpables: los mercaderes que han jugado con dinero ajeno, desde los bancos, a los que ataca duramente, hasta los organismos internacionales como el Banco Mundial o el FMI a los que critica con saña, especialmente al FMI. Es imposible aquí entrar en las complejidades económico-filosóficas que plantea Rato, pero sí nos atrevemos a señalar el enorme valor de su contribución a la relectura y puesta al día de la teoría y la práctica marxista por la que tanto ha luchado el profesor Rato.

Queremos destacar, además, la gran coherencia que siempre ha guiado su paso por las diversas cátedras, pero también por las grandes avenidas. Mientras los jóvenes de su entorno social se hacían las camisas a medida, y paseaban sus cuellos de lechuguino y sus peinados con gomina, la imagen de nuestro autor, camisa blanca, pañuelo rojo a la cabeza sujetando su larga melena, enarbolando aquella pequeña pancarta hecha a mano, "Justicia para los trabajadores", simbolizando el sentir de tantos millones de explotados en el mundo, logró encaramarse a las primeras páginas de los periódicos de varios continentes cuando encabezó aquellas multitudinarias marchas antiglobalización.

En una adenda final, señala Rato la única razón por la que aceptó su actual empleo: "Poder servir a la clase trabajadora a través de la Obra Social".

Edita: Los banqueros son unos bandidos S.A.

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