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Crítica:DANZA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Huella fáustica de Lavorvski

Como algunos libros tenidos por menores deben leerse, hay algunos ballets que para el público del sector son visita obligatoria. Este es el caso de La noche de Walpurgis en la versión canónica de Leonid Lavrovski de 1941, originalmente hecha para el Teatro Bolshói de Moscú y hoy aceptada universalmente como una joya del estilo épico de la casa, de la estética moscovita de la danza clásica del siglo XX. Como curiosidad diremos que Lavrovski dirigió entre 1935 y 1938 la compañía que ahora le han entregado a Nacho Duato en San Petersburgo, entonces Leningrado. Pensemos por un momento que hasta Balanchine se fascinó con ella y la recreó en versión propia para la Ópera de París en 1975 (luego, con variantes, la hizo entrar en el repertorio del New York City Ballet en 1980). Como asegura Roslaeva, Lavrovski fue el coreógrafo que más influyó en Grigorovich y quien definió el dibujo lineal del nuevo ballet soviético. Walpurgis es un buen resumen de ello.

LA NOCHE DE WALPURGIS

Ballet Imperial Ruso. Coreografía: Leonid Lavrovski (versión de Gediminas Tarandá). Música: Charles Gounod. Diseños: Vlad Kostin.

Teatro Compac Gran Vía. Hasta el 1 de agosto.

Cuando el Ballet Bolshói venía a Occidente en medio de la guerra fría, Noche de Walpurgis era una de las cartas de presentación en Londres, París o Nueva York, y una de sus grandes intérpretes de segunda generación fue Maya Plisetakaia; en la primera están Olga Lepechinskaia, seguida de Raisa Struchkova y su marido (y partenaire) Alexander Lapauri, inolvidables (hay filmes de todos ellos en el universo fáustico). ¿Y por qué estos nombres traídos a cuento? Porque todos ellos han sido los maestros y compañeros de faena de Gediminas Tarandá, el que ha montado ahora la obra para el Ballet Imperial Ruso con primor, llevándose la palma de este último programa combinado de los moscovitas que se completa con Bolero y Carmina Burana.

Noche de Walpurgis forma parte, además, de la modesta y accidentada historia del ballet clásico español, pues la propia Plisetskaia (lujo filológico no comprendido en su momento por las rabiosas ansias modernistas locales) lo montó para la desaparecida compañía académica en Madrid, y fue protagonizada soberbiamente por Arantxa Argüelles y Raúl Tino, entre otros. La pieza es una escena de la ópera Fausto (1869), de Gounod, donde una celebración ancestral sirve de marco a la evocación más salvaje del mundo antiguo y sus mitos dionisiacos en el que no faltan Baco, los sátiros y las bacantes. En líneas generales, Tarandá respeta dos cosas básicas: el estilo y su estructura coral, lo que garantiza que la reposición sea cálida y válida, directamente entroncada con el original. Los bailarines se muestran carismáticos y con énfasis, destacando María Sokolnikova en la Bacante, Nariman Bekzanov como Baco y el Pan de Alexander Smolianinov.

Escena de <i>La noche de Walpurgis. </i>
Escena de La noche de Walpurgis.

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