La edad de oro
El tercer Tour de Contador ratifica la buena planificación y la experiencia del deporte español
El ciclista español Alberto Contador ganó ayer su tercer Tour por un estrecho margen (39 segundos sobre el siguiente clasificado), después de 20 etapas tensas y no exentas de polémica. El gran motivo de debate en la ronda de este año ha sido el comportamiento deportivo del propio Contador. El ciclista de Pinto inició una escapada cuando su rival, Andy Schleck, tuvo un percance con su bicicleta; en esa escapada, Contador consiguió los segundos de ventaja suficientes para ganar la carrera. Este tipo de controversias, que deberían resolverse en los códigos de conducta de cada equipo o de la organización, han proporcionado este año el combustible para atizar los tradicionales recelos de la vuelta francesa hacia los ciclistas españoles.
El esforzado triunfo de Contador prolonga el dominio español del Tour (es la quinta edición de la carrera francesa que ganan ciclistas españoles) y el excelente momento que está viviendo el deporte en España, tanto en las competiciones de equipo como en las individuales. El 11 de julio la selección nacional de fútbol conseguía su primer Campeonato del Mundo, después de lustros de triunfos continuados de las selecciones inferiores, como prueba de que los triunfos deportivos se consiguen con paciencia, talento y planificación; poco antes, Nadal conseguía su segundo triunfo en Wimbledon; la selección española de baloncesto es campeona del mundo y de Europa; los triunfos españoles en los campeonatos de motociclismo se suceden sin interrupción y ayer mismo Fernando Alonso ganaba la carrera de fórmula 1 en Hockenheim.
Los triunfos deportivos encadenados demuestran que las organizaciones deportivas españolas operan con experiencia y buena planificación y, como se ha venido repitiendo en las últimas semanas, que los deportistas han dejado atrás los complejos de inferioridad. Los éxitos en los deportes colectivos aumentan además la vertebración social del país, por más que los políticos nacionalistas de cualquier cuño se empeñen en encontrar razones para minimizar o enturbiar su importancia.
Los equipos y los deportistas españoles viven una era dorada. No hay razones para suponer que será breve o excepcional. Cumplidos los sueños seculares que parecían inalcanzables, ha llegado el momento de pensar en un Premio Nobel de Física, Química o Economía.
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