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Reportaje:

Áureos destellos, brillos de plata

Una exposición relata en Alcalá de Henares los orígenes de la orfebrería hispana hasta la romanización

El Museo Arqueológico Regional, emblema de la pujanza cultural de Alcalá de Henares, estrena una exposición que mostrará en la plaza de las Bernardas, hasta el 19 de septiembre, la excelencia de la orfebrería hispana, desde la Edad del Bronce a la romanización. Sus comisarios Eduardo Galán y Magdalena Becerril, han ilustrado un enjundioso relato esmaltado con joyas procedentes de toda la península, de Guipúzcoa hasta Almería.

Con él narran los orígenes y la evolución de tan delicado arte, desde los pioneros, que laboraron en los albores de la Edad del Bronce, hasta lo que los comisarios denominan Globalización. Con tal término se refieren a una precoz mundialización artística experimentada en la orfebrería por la difusión de diseños y hechuras desde el Mediterráneo hasta Irlanda y las islas Británicas, las brumosas Casitérides, codiciadas por Roma por el lustroso estaño que les daba nombre.

Las formas y diseños arcaicos guardan asombrosa actualidad

Protagonista de la muestra es el oro, cuyo brillo ha deslumbrado al género humano desde tiempo inmemorial. "Su fácil obtención en la naturaleza, más su resplandor e inmarcesibilidad, unidos a su nula oxidación, le han granjeado un valor supremo inalterado, que ha permitido además su incesante reciclaje", explica Eduardo Galán. El arqueólogo pertenece al Museo Nacional de Arqueología, la entidad estatal, hoy en obras de reforma, que bajo la dirección de Rubí Sanz ha movilizado algunos de los mejores fondos de sus colecciones para proveer Oro y plata, lujo y distinción en la Antigüedad hispana, muestra itinerante que procede de Valencia, Cáceres y Ávila, que fue inaugurada el viernes por el director general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid, José Luis Martínez Almeida, en presencia de la directora General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, María Ángeles Albert.

Hay una constante en la historia de los metales preciosos y es su asociación al poder, a la representación del rango social más alto, incluso a su perenne vínculo a la divinidad, quizá por sus semejanzas solares. Si el oro encarnaba al Sol, con su potente y encendido destello, la plata lo era de la Luna, con su opaco brillo mate. De ahí a las analogías de género, del día y de la noche y otras dualidades, distaba solo un paso, que fortificaba una misma significación en sociedades tan distintas como las del Bronce, la ibérica o la que descubren los fenicios cuando establecen colonias en el litoral peninsular y de donde proceden algunas de las piezas más deslumbrantes de cuantas se exponen.

Es el caso de las diademas de Xàbia, en Alicante, donde la estatura del cercano e imponente Montgó se irguió como poderoso imán que atrajo hacia sí a los navegantes que surcaron las aguas del Mediterráneo. De allí llegaron las principales innovaciones de la orfebrería celtíbera. Llama la atención la sofisticación de algunos diseños. Es tanta su actualidad que pareciera que las joyas que hoy se contemplan mantuvieran el mismo, si no idéntico, trazado, ideado por aquellos precursores orfebres del oro y de la plata. Las formas de estas joyas han evolucionado relativamente poco, como subrayó Enrique Baquedano, director del museo regional alcalaíno. Así lo demuestran los torques, collares abiertos de remates esféricos, que ya en tiempos remotos eran sogueados, torsionados con formas de cuerda, y que entre los romanos se convirtieron en trofeos militares dando origen al linaje de los Torcuatos. Un Mercurio con su torque al cuello presenta uno de los muchos enigmas que esta exposición revela. Son espectaculares los procedentes del tesoro de Barzocana, en Cáceres. Brazaletes, collares, fíbulas o broches, así como timateria, husos rituales de diseño abstracto, subrayan la excelsa armonía entre formas y significados conseguida por aquellos orfebres cuyas obras fueron a dar a túmulos o bien a enclaves secretos como los fondos de los ríos, quizá para purificar a los difuntos a los que un día acompañaron en sus decesos. Su hallazgo los convirtió en tesoros colosales, como los de Aliseda, en Cáceres; Carambolo, en Sevilla; Mengíbar, en Jaén, o Axtroki, en el País Vasco. La exposición desmenuza además las técnicas para el tratamiento del oro y la plata: desde el batido o martillado, hasta el granulado, la filigrana, el estampado y la soldadura, todo en la exposición revela el talento de aquellos artífices consagrados a extraer de la materia toda la belleza que oculta.

Alcalá de Henares.

Oro y plata. De 11.00 a 19.00. Domingos, de 11.00 a 14.00. Plaza de las Bernardas.

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