_
_
_
_

Estalla un explosivo en una sede de empresas del metal de Vigo

María Fernández

Una olla cargada con un kilo de pólvora prensada estalló en la madrugada de ayer ante la sede de Foncalor, la asociación de fontanería de Vigo. Reventó la verja que protege la puerta del bajo donde se ubican las oficinas, en la calle Martínez Garrido, y causó una humareda que se apagó antes de que los bomberos pudiesen hacer algo. Rompió cristales, afectó a cuatro vehículos aparcados, a tres viviendas del edificio y a un local comercial anejo. No pasó nada más porque a esa hora ninguna persona pasaba por delante de la fachada del local.

La sede de la asociación había recibido el año pasado el impacto de un cóctel molotov en medio del conflicto laboral abierto por el convenio del metal, del que es parte negociadora. Pero ahora, cuando la paz social reina en el sector, los empresarios no se explican la causa del suceso. "No buscamos una relación directa entre una cosa y otra, a lo mejor ha sido coincidencia, pero los hechos están ahí", aseguró ayer su secretario, Rafael Carrera. El delegado del Gobierno, Antón Louro, apuntaba en dirección contraria. "No se deben hacer especulaciones en relación con los autores de esta explosión porque la policía está investigando y tratando de esclarecer todos los hechos para encontrar a los autores".

La detonación afectó a coches y viviendas del entorno del local

Lo cierto es que en los últimos meses se han sucedido pequeños ataques de este tipo en la provincia de Pontevedra, aunque aparentemente no tienen vínculos en común. El 10 de marzo una botella encendida impactó en la casa sindical de O Porriño causando daños en las sedes de UGT y CC OO. En abril pasó lo mismo en el chalé de Nigrán del concejal de tráfico del ayuntamiento de Vigo, Xulio Calviño. Posteriormente, la sede del PP de la localidad sufrió un golpe similar. Los dos primeros ataques fueron reivindicados por el grupo Resistencia Galega por "deslealtad hacia la clase trabajadora".

Los responsables de la asociación admitían ayer estar sorprendidos por lo sucedido. "No podemos trabajar, la explosión ha destrozado el material de oficina. No lo entiendo, somos gente luchadora que trabajamos duro", reflexionaba Carrera. El sindicato CIG fue el primero en condenar el atentado y en mostrar su satisfacción porque no haya alcanzado a ninguna persona. Foncalor confía en volver a abrir al público "lo antes posible".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_