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CLICK CLACK | TOUR 2010 | 16ª etapa
Columna
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El que la sigue (casi) la consigue

Tras dos días de polémicas extradeportivas que aún colean, el Tour vuelve a ser lo que debería ser el Tour. Con una etapa de alta montaña en la que se atravesaban algunos de los collados que han marcado la historia de esta carrera, entre ellos el Tourmalet. La etapa era muy dura, pero el diseño del recorrido, con esos largos 61 kilómetros que separaban al Aubisque de la meta de Pau, daba pie a que pasase lo que al final ha pasado, que la etapa ha sido de trámite para los que luchan por los primeros puestos en París.

Pero no así para los francotiradores, para los que buscaban la etapa y sabían que lo más duro del día sería sin duda la subida al Peyresourde. Entre los que plantearon allí batalla estaba Armstrong, Vinokúrov y unos pocos más; también Barredo.

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Barredo es uno de esos a los que aplicar eso de "el que la sigue la consigue". Barredo debutó con fama de ser un guerrillero, uno de esos que tiene alergia a lo de estar en el pelotón. Carrera que corría, carrera en la que estaba escapado. Primero se planteó como objetivo correr las clásicas, conocerlas y debutar en todas ellas, tanto en las que mejor se adaptaban a sus características, como en las que no. Tenía ansia de conocerlas todas. Luego empezó a dejar su marca en todas y cada una de ellas. En forma de fuga, claro está, a eso aspiraba entonces y eso era lo que conseguía. Después cumplió otro sueño, el de integrar un equipo que se plantease las clásicas como objetivo del año. Fichó por Quick Step y, curiosamente, estando con los belgas consiguió su mejor resultado en una gran vuelta, siendo décimo en la general de la Vuelta a España del 2007. Buen y sorprendente resultado.

Y el año pasado, por fin se dio el gusto de levantar los brazos en una clásica; fue en San Sebastián, la clásica de casa para él. Barredo, excesivo como es en todo, se muestra pletórico en la foto que retrata ese momento.

Excesivo para todo, para lo bueno y para lo malo. De esto último, ya dejo muestras de su carácter con el lamentable incidente que protagonizó aquí con Rui Costa en el final de la sexta etapa. Afortunadamente, pudo seguir en carrera tras aquello y a punto ha estado hoy de llevarse la etapa al bolsillo. No era la primera vez que se veía en esta tesitura, pues ya en el Tour del 2008 estuvo disputando una etapa en una escapada en dúo con Burghardt en la que finalmente se impuso el alemán. Aquel día, en su estilo, ambos fueros excesivos en los ataques y contraataques; tanto que, pocos de los que lo vieron habrán conseguido olvidar el espectáculo.

Y, ayer, Barredo volvió a ser de nuevo excesivo, esta vez para bien. En valentía y en derroche de fuerzas, aunque para su desgracia le sobraron dos cosas: una, un kilómetro, el último; y dos, el viento, que le castigó soplando con fuerza de frente en los interminables kilómetros de valle que conducen desde Laruns hasta Pau.

Sus compañeros de escapada parecían jugar con él durante los más de 40 kilómetros que hizo en solitario, pero cuando se plantó en los últimos 5 kilómetros, la ventaja que aún mantenía parecía ser suficiente. Pero se encontró Barredo con un último pico que, aunque estaba señalado en el perfil del libro de ruta, pasaba absolutamente desapercibido ante la escala de gigantes como el Tourmalet. Pero en ese pico casi invisible, en ese repecho de unos 30 metros de ascensión, en esa subida en paralelo a la muralla tras pasar el castillo de Pau, fue donde el asturiano encontró su tumba. Se clavó, gastó su último gramo de fuerza, y su velocidad comenzó a descender hasta que vio como sus ex compañeros de fuga le sobrepasaban en el arco del último kilómetro. Entonces derrotado, dejo de pedalear y apoyó sus brazos en el manillar como gesto de cansancio, pero también de hundimiento. Físico y moral, doble, pero mañana toca descanso; y Barredo no se hunde del todo, pues sabe bien que el que la sigue la consigue.

Carlos Barredo pedalea en solitario durante la escapada que comenzó a 45 kilómetros de meta antes de ser atrapado a uno de la llegada.
Carlos Barredo pedalea en solitario durante la escapada que comenzó a 45 kilómetros de meta antes de ser atrapado a uno de la llegada.EFE

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