La veleidad del CGPJ deja abierta la presidencia de la Audiencia de Álava

La Audiencia de Álava pone fin al ciclo de presidencias vascas que ha tenido que afrontar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) en los cuatro últimos meses. Resueltos el Tribunal Superior, su Sala de lo Contencioso y la Audiencia de Guipúzcoa, el escenario se sitúa ahora en la plaza de Vitoria, por la que compiten cuatro candidatos: el progresista Jaime Tapia, la conservadora Mercedes Guerrero, y los independientes Jesús María Medrano y Jesús Poncela. El órgano de gobierno de los jueces decidirá entre hoy y mañana si aborda finalmente el nombramiento en su pleno del jueves. Todas las opciones están abiertas, máxime tras los cambalaches de las recientes designaciones.

Las entrevistas públicas impulsadas por el Consejo General para aportar transparencia a sus elecciones no han conseguido alejar las sospechas de intercambio de cromos entre los vocales conservadores y progresistas. Una acusación que parecen avalar algunas designaciones de candidatos que ya habían sido rechazados en procesos anteriores, como ha ocurrido en el caso del alto tribunal vasco y la Audiencia guipuzcoana con Juan Luis Ibarra e Iñaki Subijana, respectivamente. Tal escenario rodea de incertidumbre la presidencia alavesa y abre sus puertas a los cuatro aspirantes, si bien los dos asociados parten como favoritos, mientras que los independientes se presentan como alternativa, a la espera de poder pescar en el río revuelto al que se asemejan los plenos del gobierno judicial.

El consenso entre progresistas y la igualdad de género, claves de la elección

La incertidumbre perjudica especialmente a Tapia, como el rostro más conocido del cuarteto que es. El candidato progresista ha sufrido en propias carnes la inestabilidad de un CGPJ capaz de cambiar el sentido de su voto en el instante final. En los dos primeros procesos para elegir al presidente del Superior llegó a ser favorito, pero en el decisivo se quedó fuera de juego. Varios vocales opinan que reúne méritos suficientes para ostentar un puesto de responsabilidad en la judicatura vasca y algunos consideran incluso que se lo deben, pero su fallida carrera por el alto tribunal vasco podría facilitar un nuevo rechazo por inercia. La unión de progresistas y nacionalistas sumaría los 11 votos necesarios, pero se antoja difícil.

Mercedes Guerrero, en cambio, contará a buen seguro con el respaldo unánime de la bancada conservadora, que necesitaría al menos de un voto ajeno y el del presidente del Consejo, Carlos Dívar, para alcanzar la mayoría necesaria. Su condición de mujer le otorga cierta ventaja respecto a sus tres rivales varones, ya que el Poder Judicial tiene adquirido el compromiso de promover la igualdad de género y, a día de hoy, sólo la presidenta de la Sala de lo Social del Tribunal Superior, Garbiñe Biurrun, representa al colectivo femenino entre la cúpula judicial de la comunidad autónoma. Defiende, además, una línea continuista respecto a la gestión liderada hasta ahora por el independiente Iñigo Madaria.

Los cuatro aspirantes comparten ejercicio en la Audiencia alavesa. A punto de cumplir 68 años, Jesús María Medrano es el más veterano. Apenas le quedan dos años para su jubilación. Un factor que, paradójicamente, obliga a tenerle en consideración en la carrera por el tribunal como posible alternativa temporal en caso un bloqueo en las negociaciones que impida designar a Tapia o Guerrero. En el mismo supuesto, aunque como una opción secundaria y a más largo plazo, mantiene sus opciones el integrante más joven del cuarteto, Jesús Poncela. Uno y otro representan el teórico relevo natural al todavía presidente en funciones, tampoco asociado.