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Reportaje:El Manzanares cambia de cara

El paseo marítimo de Madrid

El Proyecto Río dota a la capital de más carriles bici, nuevas pasarelas y zonas de recreo - Asociaciones de vecinos critican que no se han oído sus peticiones

La semana pasada el gobierno municipal aprovechó la llegada de la selección de Sudáfrica para enseñarle a España su proyecto estrella de esta legislatura: Madrid-Río. Allí mismo, en su apuesta urbanística, fue a estacionarse el autobús de La Roja después de hacer el paseíllo triunfal por la ciudad.

Se consumían los años ochenta y Juan Barranco era alcalde de Madrid cuando el grupo musical Los Refrescos se mofaba de las carencias geográficas de la capital: "Vaya, vaya, aquí no hay playa", cantaban. ¿Que no hay playa? Pues sin complejos. El río Manzanares es más que suficiente para montar un kilométrico paseo marítimo en medio de esta urbe de meseta. Un espacio verde, transitable y libre de coches que surca de este a oeste el sur de la ciudad a ambos lados del río. Una obra faraónica para la ciudad, el as en la manga del alcalde ante las elecciones del año que viene... Y también una carta que no todos los vecinos quieren jugar.

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"Ha quedado requetebién, y punto", sentencia José Manuel Lebrero, un jubilado que observa el último tramo inaugurado desde lo alto del puente de Segovia. "Y lo de los puentes esos tan modernos, y los pinos, y el césped y las fuentes de los chorros de agua... Parece esto el parque ese de Nueva York", exagera. Aunque no está terminado del todo. El proyecto, que se extiende a lo largo de un millón de metros cuadrados a ambas riberas del río, entre el puente de los Franceses (Moncloa-Aravaca) y el denominado nudo sur (Usera y Arganzuela), ya ha estrenado alrededor del 75% de las ejecuciones programadas.

El alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, había prometido poner al alcance de los transeúntes el cauce de un Manzanares que durante décadas había permanecido flanqueado y anulado por la contaminación y la velocidad de la M-30, actualmente soterrada. La misión se antojaba imposible para las arcas municipales tras la inversión millonaria de la pasada legislatura -más de 3.000 millones de euros- en los túneles que enterraron la vieja vía de circunvalación. Pero Ruiz-Gallardón tuvo suerte. Al final, el impagable plan vio la luz gracias al dinero del Gobierno central, que ha aportado para crear este corredor ambiental 256 de los 340 millones de euros que vale su construcción.

"En realidad esta obra en superficie es tan solo la segunda fase del plan que tenemos para toda la zona, que afecta a Moncloa-Aravaca, Centro, Latina, Arganzuela, Carabanchel y Usera", explica Pilar Martínez, la concejal de Urbanismo. "Es un plan secuencial: en la anterior legislatura se soterró la vía, ahora estamos con Madrid-Río y para el futuro queda la tercera fase, que es la rehabilitación y mejora de todos los barrios colindantes a la zona, una obra que se extenderá por 390 hectáreas, 144 de ellas privadas, y que afectará a 1.848 edificios y 3.104 locales comerciales", matiza la responsable de la ejecución.

De momento se consuman los planes. Un paseo caminando o en bici por la ribera del Manzanares ya no es solo posible, sino hasta agradable. Todavía no se puede atravesar de corrido de un extremo a otro porque faltan tramos por construir. Pero no por mucho tiempo. Las elecciones municipales están a la vuelta de la esquina y el alcalde ha decidido que ni siquiera esperará hasta 2012 (fecha acordada inicialmente para finalizar la obra), sino que estará lista en abril del año que viene, casualmente unas semanas antes de la cita electoral.

"A ver cuándo acaban, que llevamos de obras la vida entera", se queja Alba Aranzana, una bailarina que ya sea desde su casa, en la ribera del río que baña Usera, o desde las instalaciones del Ballet Nacional, al otro margen del Manzanares, lleva tragando polvo desde hace más de cinco años, cuando comenzó el soterramiento de la M-30. Suerte que la causa de su desesperación esté a punto de esfumarse. Finiquitados todos los demás tramos, de oeste a este solo faltan por poner a disposición del público algunas zonas: ambos márgenes del río desde el puente de los Franceses hasta la pasarela de Aniceto Marinas (aún sin comenzar por falta de acuerdo con los vecinos en cuanto a su futuro uso, a excepción de la intervención en las pasarelas); un tramo en la margen norte entre el puente del Rey y el puente de Segovia; ambos lados de los puentes de San Isidro y el de Toledo; y por último, la que presumiblemente será la guinda del pastel, la remodelación del tramo paralelo al río por el distrito de Arganzuela. "Todo estará listo en menos de un año", asegura Martínez.

Javier Hernández, director general de Proyectos Singulares del Consistorio, da cifras de las ventajas que Madrid-Río aporta a la ciudad. "Tendremos 25.000 nuevos árboles, de los que ya hay plantados 10.000, 30 nuevos kilómetros de carril bici, casi terminados, que se separará en vías rápidas y vías de paseo, 725.000 metros cuadrados de zonas verdes y un salón de pinos de seis kilómetros, de los que faltan 1.000 metros por plantar", informa el técnico. "Además", continúa, "la remodelación cuenta con 12 nuevas zonas infantiles y 11 nuevos pasos para el río, que añadidos a la intervención en nueve presas y ocho puentes, sumarán un total de 35 pasos por los que quedará unida la ciudad a ambos márgenes del Manzanares".

Tampoco olvida Hernández recordar las nuevas instalaciones. "De todo", enumera: "Pistas de pádel y tenis, polideportivos, un rocódromo, una pista de skate, una de BMX (bicicletas), se remodelará la zona de pesca y se estudia si colocar un embarcadero por Carabanchel...".

Infraestructuras cuyo plan de gestión no convence a los vecinos. "Las instalaciones deportivas están cerradas y serán gestionadas privadamente, con precios de uso elevado, lo que privará de su utilización a la mayoría de los residentes del barrio", denuncia la asociación de Comillas, en el distrito de Carabanchel. Hernández responde a las quejas asegurando que "no tiene importancia" que se trate de gestión privada, pública o de federaciones, ya que durante algunas horas acotadas el Ayuntamiento garantizará que los propietarios de la concesión se ajusten a unos determinados precios. Explicación que los vecinos no acaban de creerse.

No son los únicos reproches del nuevo proyecto, diseñado por cuatro empresas de arquitectura. "En nuestro tramo no se ha previsto el problema del aparcamiento", se queja la asociación de vecinos de Casa de Campo. "En el nuestro faltan bancos donde sentarse", añade la agrupación vecinal de Colonia Princesa en Usera. "Que no se atienden las demandas ciudadanas", "que falta seguridad", "que no hay baños", "que los columpios y otros elementos ornamentales son peligrosos para los niños", "que hay caídas de agua mal hechas", "que las barandillas de los puentes están bajas", "que el camino de bicis y el de peatones es el mismo", "que dónde está el arreglo del alcantarillado para Carabanchel...". Puestos a sacar fallos, las asociaciones de vecinos de estos distritos, que se declaran a favor de la ejecución del proyecto, no han tardado en encontrarlos. "Se estudiarán las carencias y se intentarán mejorar", promete Hernández, que quiere dejar clara su preocupación por la opinión de los madrileños: "Que nadie tenga la sensación de que no se le escucha, que todo el mundo que tenga quejas escriba a madridrio@munimadrid.es", propone el técnico.

María Jesús López, una jubilada que calándose las gafas intenta identificar junto a una amiga el sentido de los diseños modernistas de los columpios, mimetizados con los elementos naturales del paseo, se presenta como una "ciudadana neutral". "Pase lo que pase", el día de las elecciones no votará "ni atada". "El paseo tiene sus fallos", opina. "Por ahí en cuanto llueve te llenas de barro porque no han puesto un trozo de pavimento por donde poder pisar", detalla, "y a mí me hubiese gustado que pusieran un centro de mayores, o puestos para comprar", añade. "Pero vamos, no me dirás que con todo y con eso no está quedando el río la mar de precioso", concluye.

Una de las nuevas pasarelas que unen los dos márgenes del Manzanares.
Una de las nuevas pasarelas que unen los dos márgenes del Manzanares.SAMUEL SÁNCHEZ

De Getafe a la sierra andando o en bicicleta

Más difícil todavía. El Ayuntamiento no se conformaba con que el margen del río fuera transitable en la ciudad. Por eso ha decidido prolongar la vía peatonal y el carril para ciclistas que surcan el corredor ambiental por el norte y por el sur. Una intervención que creará para final de este año una senda continua que llegará desde Getafe hasta la Sierra de Madrid.

"Se prolongará el proyecto Madrid-Río por cuatro puntos, dos al norte y dos al sur", asegura la concejal de Urbanismo, Pilar Martínez. "Desde el Puente de los Franceses saldrá un camino hacia la Senda Real y una pasarela hacia el anillo verde ciclista, que serán la unión con la sierra. Y por el sur se conectará Madrid-Río con el parque Tierno Galván y con el nuevo parque de Manzanares sur, otro espacio verde que paralelo al río llega hasta Getafe", explica Martínez.

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