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Reportaje:Vida&artes

Las empresas también buscan líderes tranquilos

La dirección de perfil bajo funcionó a Del Bosque y a otros con éxito - El poder blando pilota grupos brillantes; casos conflictivos requieren mano dura

David Fernández

El éxito y el fracaso eran para Rudynard Kipling dos "impostores" a los que había que tratar siempre con indiferencia. La selección española ha ganado el Mundial de fútbol con Vicente del Bosque como entrenador. Semejante hazaña invita a bucear en la personalidad del técnico salmantino para tratar de encontrar la pócima infalible que garantice la gloria. Es un ejercicio de riesgo. Cuando alguien triunfa, lo fácil es relacionar sus características personales con la victoria, pero no siempre actuar de una determinada manera asegura el éxito. Hecha esta precisión, existe unanimidad a la hora de atribuir al seleccionador el calificativo de líder. La suya es, sin embargo, una forma de entender la jefatura de perfil bajo, alejada de rasgos más autoritarios con los que tradicionalmente se ha asociado la dirección de colectivos.

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"Es el liderazgo de los nuevos tiempos", resume Juan Carlos Cubeiro, presidente de la consultora Eurotalent. Muchos de los entrenadores que han fracasado en el Mundial son de la vieja escuela, entienden el trabajo en equipo como la obediencia de los centuriones: yo estoy por encima de los jugadores y los muevo como si fueran simples fichas en un tablero de ajedrez. "A diferencia de esta jefatura de ordeno y mando, Del Bosque ejerce una dirección serena, compartida. Escucha a todos y sabe qué puede aportar cada jugador", añade Cubeiro, que imparte cursos de liderazgo en la Federación Española de Fútbol.

Ignacio Álvarez de Mon, profesor del Instituto de Empresa, tiene una visión parecida: "Por lo que trasciende de su comportamiento, Del Bosque es una persona modesta, humilde y sencilla. Ejerce un estilo de mando horizontal, de igual a igual. Se fía de su equipo y sus subordinados le perciben como alguien accesible y cercano".

El seleccionador español es de los que prefieren conceder todo el protagonismo a sus colaboradores. Esta filosofía se manifestó incluso en un momento tan emotivo como cuando el árbitro pitó el final del partido contra Holanda. Se había ganado el Mundial y Del Bosque se alejó de los focos. Solo la insistencia de sus jugadores para mantearlo le devolvió al primer plano. Ahora bien, ser buena persona no basta para convertirse en un líder. "Sabe de qué va este negocio y tiene grandes conocimientos técnicos. Fue futbolista de élite y como entrenador ganó muchos títulos antes de llegar a la selección. Ejerce, por tanto, su liderazgo desde la autoridad moral que le dan su experiencia y su currículo", argumenta Francisco Longo, profesor de Esade.

La manera que tiene Del Bosque de dirigir colectivos gusta a todos los expertos, pero estos advierten de que no debe entenderse su estilo como una fórmula universal, ya que cada situación exige un tipo de liderazgo diferente. "La actitud del seleccionador es muy eficaz para equipos maduros formados por profesionales brillantes que manejan muy bien su especialidad porque permite poner el acento en el equipo para que funcione a un alto nivel de forma autónoma. Sin embargo, en situaciones donde no hay cohesión o falta madurez, funciona mejor un tipo de liderazgo más protagonista, más intervencionista", explica Álvarez de Mon.

Que cada contexto exige un tipo de líder diferente se puede observar en la propia trayectoria de Del Bosque: siempre ha sido fiel a su estilo, pero ni los resultados ni la visión que de su trabajo tenían sus superiores han sido siempre las mismas. En el Real Madrid alzó dos Copas de Europa y concluyó su contrato ganando una Liga. Este historial no le sirvió para ganarse la renovación, ya que Florentino Pérez buscaba un entrenador con más glamour. Luego probó suerte en Turquía, pero la aventura en el Besiktas solo duró ocho meses.

"Soy partidario de un liderazgo como el que ejerce Del Bosque, salvo en situaciones de crisis donde en una primera fase funciona mejor otro tipo de dirección", señala Carlos Alemany, presidente de Korn Ferry, empresa especializada en la búsqueda de directivos. "Cuando Florentino Pérez no le renovó porque buscaba un entrenador más mediático, fue un error. Ahora, en cambio, la crisis que vive el club hace que sí pueda funcionar un líder con una personalidad más acusada, como José Mourinho. El portugués llega a clubes en dificultades, los transforma y a los tres años se marcha. Quizás intuya que un liderazgo carismático como el suyo no es sostenible en el tiempo", añade Alemany.

Cuando en 2006 la selección de baloncesto ganó el Mundial de Japón, a Pepu Hernández, su entrenador, le llovieron las ofertas para transmitir sus nociones de liderazgo a otros directivos. En los últimos años, el mundo empresarial intenta aplicar conocimientos de otros ámbitos, como el deporte, para mejorar la capacidad de sus líderes en la gestión de equipos. En el caso de Del Bosque, los expertos consideran que las compañías también pueden sacar valiosas conclusiones de cómo ha sabido manejar al colectivo en los 50 días de concentración mundialista.

"Uno de los grandes activos de las compañías es su capital humano. Es bueno para una empresa contar con líderes como Del Bosque que recluten a los mejores profesionales, los formen y les enseñen a trabajar en equipo. Cuando se cuenta con gente muy brillante, lo complicado es que se esfuercen de forma colectiva para lograr un objetivo común. En la selección, los jugadores han atacado y defendido con la misma intensidad", recuerda Álvarez de Mon.

Las empresas dicen apostar todas por el talento, pero cuando llegan los momentos difíciles algunas no predican con el ejemplo. "Del Bosque nos ha recordado la importancia de rodearse de gente talentosa. Sin embargo, cuando una empresa plantea un expediente de regulación de empleo los criterios para elegir a los empleados que serán despedidos no suelen tener en cuenta el talento, sino otros aspectos como la edad o el sueldo. En la selección se han escogido los mejores, con independencia de otros criterios, como demuestra el caso de Víctor Valdés", apunta Cubeiro.

En el mundo empresarial, la presión del mercado puede forzar a los directivos a dar un brusco cambio de timón, sacrificando el planteamiento inicial para lograr resultados a corto plazo y calmar así a los inversores. En cambio, en el caso de Del Bosque, la presión de los medios (la añoranza del juego del tiqui-taca) no le hizo traicionar su estilo. "La táctica no le impidió ver la estrategia", describe Longo. "Ha sido un líder con discurso propio. Se ha sabido sobreponer a la tentación cortoplacista, gracias a su visión estratégica".

En España, durante los primeros años de la democracia, todavía dominaba un estilo de dirección paternalista heredado del franquismo, en virtud del cual se aplicaba un esquema jerarquizado donde el jefe ejercía un gran control sobre el colectivo. A partir de los años noventa del pasado siglo, sin embargo, este modelo se ha ido transformado. ¿Qué perfil de directivo buscan ahora las compañías? "Las empresas españolas piden un tipo de liderazgo tranquilo parecido al de Del Bosque, mientras que a las multinacionales les gusta más el líder carismático. En el mundo anglosajón aprenden a debatir en público desde pequeños y ven en la capacidad de polemizar un rasgo positivo del directivo", comenta Carlos Alemany.

Este cazatalentos ayudó a Amancio Ortega en la búsqueda de un candidato para suplir a José María Castellano como primer ejecutivo de Inditex. Tras rastrear el mercado, el elegido fue Pablo Isla, el directivo español, en su opinión, con un estilo de liderazgo más parecido al de Del Bosque. "Ambos tuvieron éxito en sus trabajos anteriores -Isla en Altadis y Del Bosque en el Real Madrid- y llegaron a organizaciones donde sus predecesores habían triunfado. Mediante un cambio tranquilo han logrado dar continuidad a esa buena marcha e incluso mejorar los resultados", argumenta Alemany.

Del Bosque llegó a un grupo que había triunfado con un tipo de liderazgo muy diferente del suyo. Una de las pruebas más difíciles para un directivo o un entrenador es acceder al cargo cuando las cosas marchan bien porque en ese momento es cuando resulta más difícil hacer cambios. ¿Qué se debe hacer en esta situación? "El líder debe saber que los cambios, aunque sean necesarios, los debe aplicar de forma gradual. También debe valorar hasta qué punto no cambiar es una ventaja competitiva", explica Francisco Longo. "Del Bosque ha sabido hacer esta transición de forma modélica. Aunque su liderazgo es tranquilo no ha dejado de ser transformador. Ha introducido modificaciones en la estrategia y en las personas que le rodean. En definitiva, ha sabido afirmar un proyecto propio sin que la esencia heredada se viera perjudicada", añade el profesor de Esade.

Del Bosque debutó como jugador madridista en 1973. Un año después, el entrenador más longevo y laureado en la historia del club, Miguel Muñoz, tuvo que dejar su puesto tras casi 14 años en el banquillo; el equipo había sido derrotado en una eliminatoria de la Copa de la UEFA ante el Ipswich Town. Como Del Bosque, Muñoz era un líder de perfil bajo. Quizás el salmantino lo aprendiera de él. Quizás también aprendió de esta leyenda blanca que nadie es eterno y, por lo tanto, hay que ser humilde. Aunque seas campeón del mundo.

Entrenamiento de la selección española de fútbol durante el pasado Mundial de Sudáfrica.
Entrenamiento de la selección española de fútbol durante el pasado Mundial de Sudáfrica.ALEJANDRO RUESGA

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Sobre la firma

David Fernández
Es el jefe de sección de Negocios. Es licenciado en Ciencias de la Información y tiene un máster en periodismo por EL PAÍS-UAM. Inició su carrera en Cinco Días y desde 2006 trabaja en EL PAÍS, donde se ha especializado en temas financieros. Ha ganado los premios de periodismo económico de la CNMV, Citigroup, Aecoc y APD.
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