La economía se enfría con rapidez

La última sesión trajo a los mercados de valores tal cantidad de noticias que los inversores se mostraron incapaces de interpretarlas y, mucho menos, de asimilarlas. En lo tocante al sector financiero español, ahora el problema parece ser su dependencia del BCE para obtener el dinero que los mercados le niegan o le ponen demasiado caro. Ayer daba la sensación de que algunos analistas habrían preferido una "demostración de músculo financiero" pagando caro el dinero de la banca privada, en lugar de acudir al BCE.

Los valores bancarios mantuvieron un importante pulso durante toda la jornada entre quienes piensan que hacen lo correcto, lo que pueden, y aquellos que ven un nuevo riesgo potencial en su endeudamiento con el BCE. Curiosamente, lo que no se pone en duda es su capacidad de pago y no parece tenerse en cuenta que, simplemente, se financian allí donde es más barato.

El Ibex 35 registró numerosos altibajos durante toda la mañana, según se imponían unas u otras opiniones, para alcanzar el máximo intradía en 10.318,70 puntos cuando los futuros de la Bolsa de Nueva York apuntaban al alza por los buenos resultados de JP Morgan.

A partir de ese momento, y de la mano de los indicadores económicos que se iban conociendo, los inversores comenzaron a retirarse del mercado, con lo que el Ibex 35 alcanzó su mínimo intradía, con 10.077,30 puntos, 40 minutos después de la apertura de Nueva York. En ese momento, todos los índices de actividad publicados mostraban un importante deterioro del ritmo de funcionamiento de la economía. La producción industrial creció en junio el 0,1%, frente al 1,3% que subió en mayo. El índice de actividad empresarial de la Reserva Federal de Filadelfia cayó en julio a 5,1 puntos, desde los ocho puntos de junio y los 21,4 de mayo, mientras que la actividad manufacturera en la región de Nueva York caía a 5,08 puntos en julio, frente a los 19,57 puntos de junio. Las peticiones de desempleo de la semana dieron una pequeña alegría a los inversores, al bajar en 29.000 solicitudes, pero las que duran más de una semana crecieron en 247.000, anulando así cualquier efecto beneficioso respecto del empleo.

Aunque la coyuntura financiera impone respeto, es la evolución de la recuperación económica la que da miedo a la inversión.