España, LEÑE
El presidente de la patronal es incapaz de mantener a flote sus negocios. Los banqueros llevan años pegando bocinazos para recortar sueldos: eso sí, blindan sus bonus a prueba de bomba y le pasan una pensión de 68 millones a uno de los suyos, el tal Goirigolzarri, que siempre quiso reformar eso mismo, las pensiones. Los sindicatos, mejor otro día. (Algún ex sindicalista da charlas en la FAES, el chiringuito de Aznar). (Peccata minuta, los bancos son el monstruo). El periodismo editorializa sobre la reforma laboral armado de mileuristas con contrato temporal. Y luego está el aburrido discurso vacío de la izquierda -el discurso vacío y aburrido de la derecha lo doy por sentado, decía Roberto Bolaño-. Un socialista que en la oposición defendía a los funcionarios llega a presidente y les señala el cuello cuando los mercados piden sangre. Esa derecha que se autodenomina Partido de los Trabajadores se vende por una contrata de basuras: así hacían dinero los Soprano. En fin, el periodista agarra una cerveza con el honrado propósito de mitigar el desencanto que deja esa versión castiza del capitalismo. El alcohol provoca amnesia, y otras cosas que ya no recuerdo. (¿Galeano? Ya digo, no recuerdo).
Detrás de todo fenómeno histórico hay un secreto financiero. Hace 500 años España conquista medio mundo, pero la Corona es incapaz de desarrollar una banca como Dios manda. Lo fía todo a los comerciantes de Amberes. Se endeuda con ellos hasta las cejas. No tener bancos precipitará el fin del Imperio, según el historiador Niall Ferguson: a pesar de toda la plata de Potosí, la Corona suspende pagos 14 veces de 1557 a 1696. Ahora, en cambio, España tiene bancos como portaaviones. La nueva armada invencible. Y aun así algo sigue fallando. ¿Acaso esa misma banca, que financió los desvaríos inmobiliarios y ahora no da ni medio crédito? Quia, el problema es el mercado laboral, las pensiones, la competitividad lastrada por las hordas de funcionarios que han obligado a quebrar al líder de la patronal.
El secreto del caminar de Marilyn era que recortaba uno de sus tacones. Así movía más el culo. Lo nuestro va a ser igual: un buen recorte para que la economía gane sex appeal. Eso sí, en 2009, el año del hundimiento, el de los cuatro millones de parados, la banca española ganó 20.000 millones. Y que viva la paella, y el tinto de verano, y las castañuelas y los toros y sobre todo que viva la madre que parió a los bancos y al culazo de Marilyn.
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