Una celebración orquestada

Ha sido una coincidencia no buscada, pero que ha hecho muy felices a las partes. El año en que Javier Ruibal (El Puerto de Santa María, Cádiz, 1955) cumple tres décadas de carrera también las cumple el Festival de Guitarra de Córdoba de andadura. Y va a ser justo dentro de esta programación de 2010, hoy jueves, cuando el cantautor hará realidad uno de sus proyectos más "largamente acariciados": el de cantar sus composiciones acompañado por una orquesta.

La idea viene de lejos. Como Ruibal reconoce: "Es un formato tentador para todos los cantantes, sobre todo para los que hacemos canciones que son relatos musicalizados. Contamos historias y las historias a veces funcionan muy bien con una sola guitarra, lo que no quita para que otras veces nos planteemos cómo sonaría con una orquesta que le diera toda la emoción que la canción en sí misma contiene".

El cantautor portuense celebra sus 30 años de carrera profesional

"Es un formato tentador para los que hacemos relatos musicales"

El autor de El náufrago del Sáhara reconoce que un proyecto de esta envergadura es inasequible para un artista como él, y es por ello por lo que lo presentó ante la Consejería de Cultura que, a través de su Instituto Andaluz de las Artes y las Letras, decidió apoyarlo con el concurso de la Orquesta de Córdoba.

La elección ha encantado a Ruibal por muchas razones: desde el hecho de que músicos de la formación hayan manifestado su deseo de realizar el proyecto hasta que el director fundador de la orquesta sinfónica fuese el maestro cubano Leo Brower. No en vano, el cantautor portuense tiene en el Caribe una de sus fuentes de inspiración.

Para un cantante que se distingue en sus actuaciones por un formato reducido de músicos - a veces con el solo acompañamiento de su guitarra-, no cabe duda de que el tránsito a lo sinfónico debe de ser trascendente. "Toco la guitarra y compongo", confiesa al respecto el cantautor, "de una manera que somete mucho a los músicos, y en la que la armonía y la rítmica de las canciones ya viene bastante definida".

Debido a ello, en esta ocasión manifiesta el propósito de tocar la guitarra "lo imprescindible, para quitarle a los temas el corsé clásico de Ruibal y para que la propuesta sea realmente distinta, de orquesta. Y hay algunos arreglos que son de una emotividad grandísima".

Para esos arreglos y orquestaciones ha puesto su confianza en Javier López de Guereña, que para él reúne dos condiciones: talento y gran conocimiento de su obra. "Conoce mi música muy bien, desde la primera canción hasta ahora, me ha visto cantar en todos los formatos, y creo que, dentro de la propuesta con orquesta, ha encontrado el mejor atuendo para mis canciones".

De poner en pie esos arreglos se va a encargar una formación con un total de 24 músicos dirigidos por Oliver Díaz y con un formato que Ruibal califica de "cámara duplicado: un quinteto básico con contrabajo, percusión, piano, acordeón y saxo a los que se suman unas láminas de cuerda y de metal". Ese será el acompañamiento que arrope a una selección de canciones que han realizado al alimón López de Guereña y él mismo atendiendo a "los tres modos" que, según Ruibal, están presentes en su repertorio: "el aflamencado; el oriental, que también contiene lo árabe y norteafricano; y el modo Caribe".

Siempre buscando, añade Ruibal, "que esté presente el abanico de coloridos sonoros que hay en Andalucía". Sonarán así, entre otros temas conocidos, Por malo que sea el ron, Dama de mis días, Aurora, Suite del Sáhara o La perla de la Medina.

A ellas se sumarán dos estrenos: la canción El niño del Serenguetti, y la segunda incursión del portuense en el mundo del compositor francés Erik Satie. Para su Gnossienne nº3 (antes ya puso letra a la nº1 en la canción La flor de Estambul) ha compuesto un poema titulado La más soñada.